lunes, 30 de julio de 2012

Historias Juls y rakihectorista: foro oficial

A ver, me han pedido en el post de los mil comentarios que haga algo para poner en el blog las historias tan geniales que están inventando los foreros Rakihectorista y Juls en el foro oficial de rtve. Como ponerlos directamente en la entrada principal me va a ocupar mucho los voy a ir publicando en los comentarios de la entrada, porque parece que en blogger, al menos con los vídeos de youtube, no hay problemas de derechos de autor como en facebook.

Besos.

55 comentarios:

  1. "Han pasado 3 años desde que vimos por última vez a Héctor, nuestro querido detective de la Plaza de los Frutos, y a Asunción, la prometedora redactora de la revista Sucesos. Nos encontramos en el verano de 1960, y la pareja ha formalizado su relación hasta el punto de que ambos viven juntos en el hogar que han formado en una casa perteneciente a la misma finca donde los padres de Asun siguen ocupando la portería. La pareja tiene una hija de 2 años, a la que han puesto de nombre María. Héctor y Asun son muy felices con su nueva vida en el barrio, donde Asun sigue trabajando de redactora ya experimentada en la revista donde aprendió el oficio, y Héctor sigue trabajando con Bonilla el cual ahora es socio del despacho de detectives y trabajan codo con codo, resolviendo los casos más interesantes y truculentos que se les presentan".

    "Es domingo por la mañana, hace un día soleado y precioso y Héctor y Asun salen a pasear con su hija. La pareja camina cogida del brazo mientras la niña va delante de ellos correteando sin parar. Los dos se miran felices y al pasar por la plaza, Manolita, que está barriendo afanosa la portada del "Asturiano", los saluda calurosamente:

    Manolita: ¡Adiós familia...!
    Asun: ¿Qué tal tía...? ¡buenos días...!
    Manolita: ¿Qué, a dar una vueltecita...?
    Héctor: Sí... la verdad es que hace una mañana preciosa y hemos decidido sacar a María a dar un paseo...
    Manolita: Pues me parece muy bien... ¡hala, a disfrutar...!
    Asun: Adiós tía...
    Héctor: Adiós...
    Manolita: ¡Adiós...! (murmurando) ¡ay, madre mía, estos chicos que bonita familia han formado...! mi prima Felisa ya puede estar encantada porque Asunción ha tenido mucha suerte... en fin...
    (Manolita se mete para adentro para atender a los parroquianos que se acercan a tomarse el aperitivo de los domingos al salir de misa)

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  2. Héctor y Asun prosiguen con su paseo... la niña corretea delante de ellos dando vueltas unos metros más adelante...

    Héctor: ¡María, cariño, no te alejes mucho...!
    María: No papá...
    Asun: La pobre es más buena... se ve que es una niña feliz...
    Héctor: Sí, la verdad es que hemos tenido mucha suerte...

    (Al final de la calle, justo antes de doblar la esquina, María se detiene cerca del vendedor de barquillos, embobada por la música del organillo que lo acompaña; la niña espera que sus padres le compren alguno. Junto al puesto, una mujer está comprando un paquete de barquillos. En ese momento, Héctor y Asun llegan a donde está su hija)

    Asun: María, ten cuidado, no molestes a la gente...
    María: ¡Mamá, es que quiero uno... por favor...!
    Héctor: Está bien, pero sólo uno, ¿de acuerdo...? que luego si no, no comes...

    (La mujer que estaba junto al puesto se da la vuelta, y se queda mirando a Héctor y Asun con cierta sorpresa)
    Teresa: ¿Héctor...?
    Héctor: ¡Vaya, Teresa...! ¡que sorpresa...!
    Teresa: Hola, Asunción... me alegro de verte... ¿cómo estás...?
    Asun: Bien... los dos estamos muy bien... (un poco cortada) bueno, quiero decir los tres... ya has visto que...
    Teresa: ¡Sí...! ¡tenéis una niña preciosa...! ¿cómo se llama...?
    Héctor: María...
    Teresa: Un nombre muy bonito... ¿y qué tiempo tiene...?
    Asun: Pues acaba de cumplir 2 años...
    Teresa: Ah, me alegro mucho por vosotros, de verdad...
    Héctor: ¿Y cómo por aquí, por Madrid, quiero decir...? ¿Va todo bien...?
    Teresa: Sí, sí, sí, es que Ana tenía que venir a cerrar un par de negocios inmobiliarios con el abogado de su padre, y nos hemos venido unos días con Alejandro, pero no nos quedaremos mucho tiempo... y bueno, he salido a dar una vuelta por el barrio, quería saludar a Manolita también, y bueno, pues estaba comprando estos barquillos para el niño...
    Héctor: (sonriente) Pues me temo que ahora María también quiere barquillos, así que no me va a quedar más remedio que comprarle uno...
    Teresa: Eso está bien... tiene tus ojos, es muy guapa...
    Héctor: Gracias... yo también me alegro de verte... y me alegro de que las cosas te sigan yendo bien...
    Teresa: Sí, poco a poco... (se queda mirando a Asun y a la niña) y además, Asunción, también tiene tu nariz y tu boca...
    Asun: Sí, la verdad es que me lo dice bastante gente...
    Héctor: En fin, nosotros vamos a seguir con nuestro paseo, y luego iremos a comer con los padres de Asun...
    Teresa: Que bien, me alegro mucho, en serio...
    Héctor: Lo sé...
    Teresa: Y yo también me voy que aún tengo que saludar a Manolita y quiero llegar a tiempo para comer...
    Asun: Me alegro de saludarte, Teresa...
    Teresa: Y yo... cuidaros mucho...
    Héctor: Saluda a Ana de nuestra parte...
    Teresa: Lo haré... adiós, Héctor...
    Héctor: Adiós, Teresa...

    (Héctor y Asun siguen su camino doblando la esquina, cogiendo a María entre ellos y sujetándola cada uno de una mano, mientras Teresa se queda un momento parada en medio de la calle mirando como se alejan, al tiempo que María vuelve la cabeza curiosa).

    María: Papá, papá, ¿quién es esa señora tan simpática...?
    Héctor: Es... una amiga de la familia... algún día te contaré la historia, cuando seas mayor...

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  3. Siguiente escena…

    (Ya por la noche, Héctor y Asun están terminando de cenar tras haber bañado, dado de cenar y acostado a María. Asun empieza a recoger la mesa en silencio, sumida en sus pensamientos, mientras Héctor la observa con interés, al tiempo que se echa un chorrito de coñac a su café, como hace todas las noches).

    Héctor: ¿Te encuentras bien, cariño...? ¿en qué piensas...? apenas has dicho nada durante la cena, que por cierto estaba riquísima...
    Asun: (con una leve sonrisa) No es nada... cosas mías... son tonterías, no me hagas caso...
    Héctor: Bueno, si son tonterías o no lo decidiremos después, pero podrías compartirlo conmigo, si hay algo que te preocupe, ya sabes que siempre nos hemos apoyado el uno al otro...
    Asun: Sí, tienes razón, pero no tiene importancia, de verdad...
    Héctor: Como quieras... yo me voy a la cama que me está entrando el sueño... ¿vienes...?
    Asun: Sí, enseguida...

    (Héctor va al dormitorio a cambiarse y ponerse el pijama, y Asun se cambia de ropa y se queda sentada en el borde de la cama)

    Asun: Es que... estaba pensando en lo de esta mañana, cuando nos hemos encontrado con Teresa y eso...
    Héctor: Sí...
    Asun: Sé que te parecerá una tontería, pero me ha dado la sensación de que Teresa se te quedaba mirando a tí y a la niña con cierta nostalgia...
    Héctor: (coge de la mano a Asun dulcemente) Vamos a ver, cariño, supongo que ha sido una sorpresa para ella encontrarnos en el barrio y ver a la niña, como también lo ha sido para mí, ya que no tenía ni idea que había vuelto por Madrid... pero Teresa tiene su vida con Ana y nosotros tenemos la nuestra... y somos felices por muchas razones...
    Asun: Ya, ya lo sé... y también sé que en todos estos años me has demostrado con creces que nuestro amor es muy fuerte, y que nunca me has dado motivos para desconfiar...
    Héctor: ¿Entonces... qué es lo que te preocupa...?
    Asun: No lo sé... es sólo que... cada vez que ella aparece, yo me siento insegura... y me da por pensar cosas raras... sé que estoy siendo tremendamente egoísta e injusta...
    Héctor: (sonríe y se queda mirando a Asun con sus grandes ojos azules) Asunción... mi historia con Teresa terminó hace ya muchos años, los dos lo hemos superado y hemos pasado página... ahora sólo somos amigos y mantenemos una relación cordial... y lo importante es que tú eres ahora lo único que me importa... tú y María sois la alegría de mi vida, y la razón de mi felicidad...
    Asun: (emocionada por las dulces palabras de Héctor) Es que no quiero perderte, Héctor...
    Héctor: (acaricia a Asun suavemente con su mano, mientras ella le besa en la muñeca con ternura) Y no me vas a perder... nunca... te lo prometo... te quiero demasiado... mi amor...
    Asun: Abrázame... me gusta sentirte cerca de mí...
    Héctor: Ven...

    (Ambos se tumban en la cama y Héctor acoge a Asun entre sus brazos, rodeándola amorosamente. Asun se refugia en los brazos de Héctor, sintiéndose cómoda y feliz)

    Héctor: ¿Mejor así...?
    Asun: Sí... mucho mejor... lo siento, perdóname, es que te quiero tanto...
    Héctor: Y yo a tí, pequeñaja...

    (Héctor y Asun se funden en un cálido beso, y luego Asun se queda relajada, y poco a poco empieza a quedarse dormida entre sus brazos, mientras Héctor no deja de acariciarle sus hermosos rizos, que son iguales a los de María).

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  4. Siguiente escena…

    (Un par de semanas después, Héctor y Asun deciden aprovechar su día libre de domingo para salir a pasear al parque del Retiro. Es un mes de Julio, bastante caluroso en Madrid. Mientras están en casa arreglándose para salir, se presenta Felisa)

    Asun: ¡Hola, madre...!
    Felisa: Hola, hija...
    Héctor: Buenos días, doña Felisa...
    Felisa: Hola, hijo... ¿os marcháis ya...?
    Asun: Sí, madre estábamos terminando de arreglarnos...
    Felisa: Asun, ¿te puedo pedir un favor...?
    Asun: Claro, madre, usted dirá...
    Felisa: Es que tu padre me va a llevar esta tarde al cine, a ver esa película tan divertida que fuisteis a ver vosotros la semana pasada, y a mí, hija, me hace mucha ilusión, porque ya sabes que tu padre y yo con todo el trabajo apenas tenemos tiempo de salir por ahí, y me gustaría que os llevarais a Irenita a pasear con vosotros, si no os importa...
    Asun: ¡Pues claro que no, madre...! nosotros encantados, la que se va a poner loca de contenta es María por estar con su prima, porque hay que ver lo que les gusta a las dos jugar juntas... (sonriendo divertida) la verdad es que María aprende mucho con ella y como Irene es la mayor, pues siempre lleva la voz cantante...
    Felisa: Pues muy bien, hija, me alegro... entonces voy a ponerle su vestido favorito y enseguida os la subo...
    Asun: Muy bien, madre...

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  5. (Un poco más tarde, Héctor y Asun pasean por el Retiro cogidos de la mano como una pareja más de enamorados, disfrutando del sol y del cielo despejado. Las niñas se divierten mirando a la gente que pasea, a los que montan en las barcas del estanque, dando de comer migas de pan a los patos y observando a las familias que se sientan en los merenderos a disfrutar de una comida de domingo. María es muy inquieta y curiosa y no para de preguntar a sus padres acerca de lo que ve a su alrededor. Héctor se ríe y coge a María en brazos un rato mientras la niña no para de parlotear).

    (Al cabo de un rato, Héctor y Asun hacen una parada y se detienen en una explanada a la sombra a descansar, justo enfrente del estanque, momento que Asun aprovecha para sacar de su bolsa una botella con agua y unos vasos y da de beber a las niñas. Después, las niñas salen corriendo, sin alejarse de ellos, persiguiendo a las palomas y las ardillas que encuentran a su paso. Asun y Héctor se miran sonrientes y felices, disfrutando de los juegos de las niñas).

    Asun: (se acerca un poco más a Héctor) Héctor... le he estado dando vueltas al asunto y lo he estado pensando...
    Héctor: (extrañado, sin saber a que asunto se refiere Asun) ¿El qué...?
    Asun: (sonriente) Creo que es el momento adecuado... y me gustaría que tuviéramos otro hijo...
    Héctor: (sonríe feliz, mirando a Asun sorprendido) ¿Estás segura...?
    Asun: Sí... fíjate en María, lo bien que se lo pasa cuando está con Irene... además tiene ya 2 años, y me gustaría que no se llevaran mucho tiempo, para que pudieran jugar juntos y compartir cosas de hermanos, como hacía yo con Chelo...
    Héctor: (emocionado) Me gusta la idea... suena muy bien... además ya sabes que si por mí fuera la casa estaría llena de críos...
    Asun: Lo sé... pero tenemos que ir despacio, porque a mí me gustaría seguir trabajando mientras sea posible, y menos mal que tenemos a mis padres que nos ayudan mucho, y también tú colaboras en casa muchísimo, lo cual te agradezco de corazón...
    Héctor: Ya sabes que a mí no me cuesta nada echar una mano, y lo hago encantado, lo que más deseo en el mundo es que sigamos siendo una familia así de feliz toda la vida...
    Asun: (sonriente) Me gusta como eres, ¿sabes...? nunca dejas de sorprenderme...
    Héctor: (bromeando) Pues ya sabes lo que toca, mi niña... esta misma noche nos ponemos manos a la obra...
    Asun: (riéndose) ¡Que bobo eres...! pero ¿sabes? creo que esa es una de las muchas razones por las que me enamoré de ti...
    Héctor: (sigue con el juego) ¿Y cuáles son las otras...?
    Asun: (sonriendo de forma pícara, le da un furtivo beso en los labios) Tendrás que esperar hasta la noche para saberlo...
    Héctor: (sonríe emocionado) Te quiero...
    Asun: Yo también...

    (Asun se apoya en el hombro de Héctor mientras los dos siguen observando divertidos durante un rato más como juegan las niñas en el parque).

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  6. Siguiente escena…

    Unos días más tarde, Héctor se levanta por la mañana y va hacia el salón, donde encuentra a Asun que está dando algo de desayuno a María).

    Héctor: Buenos días, cariño... (hace una caricia en el hombro de Asun)
    Asun: (vuelve la cabeza) Buenos días, amor...
    Héctor: (raudo y veloz se dirige hacia María, que está sentada en su trona y empieza a hacerle cosquillas) ¡Buenos días, buenos días, buenos días, princesita...!

    (María se parte de risa y se retuerce en su asiento extendiendo los brazos hacia su padre)

    Asun: (sonriente) ¿Quieres desayunar...?
    Héctor: No, no te preocupes, me tomo un café así y listo... es que tengo algo de prisa, he quedado con Bonilla a primera hora en el despacho, me ha dicho que le ha llamado un posible cliente, al parecer algo bastante gordo, y quería verme para informarme del asunto...
    Asun: (un poco intrigada) ¿No será nada peligroso...?
    Héctor: No, tranquila, se trata de un caso que si al final lo cogemos, nos va a reportar una importante suma de dinero, porque el cliente al parecer es el heredero de una gran fortuna y tiene ciertas desavenencias con su hermano, que es otro de los herederos...
    Asun: ¡Vaya! pues entonces estáis de suerte... un poco de dinero extra nunca viene mal...
    Héctor: ¿Verdad que sí...? si es que este Bonilla es un lince... bueno, pues voy a arreglarme...

    (Al cabo de un rato, Héctor vuelve al salón dispuesto a marcharse)

    Héctor: Bueno, cariño, yo me marcho ya, que tengas un buen día...
    Asun: Sí, gracias, yo también voy a terminar de arreglarme para dejar a María con mis padres y me marcho a la redacción... ¿vas a venir a comer...?
    Héctor: Sí, en principio sí, si surgiera algo, te llamo...
    Asun: Muy bien... entonces, hasta luego...

    (Héctor se acerca a Asun, le da un beso en los labios, y luego a María, a quien también besa con ternura)

    Asun: ¡Dile adiós a papá...! (gesticulando) así, así con la manita...
    María: (haciendo el gesto con su manita) Adiós... adiós...
    Héctor: (sonriente) Adiós...

    (Héctor abre la puerta de la calle y se marcha)

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  7. Siguiente escena…

    (A la hora de comer, Héctor vuelve a casa con su familia y se sienta a la mesa para disfrutar de lo que ha preparado Asun).

    Héctor: (probando la comida) ¡Mmmm... está riquísimo...!
    Asun: Me alegro de que te guste... ¿qué tal ha ido lo del caso ese...?
    Héctor: Ah, sí, al final sí lo vamos a investigar, y por cierto cariño, voy a tener que salir de viaje un par de días...
    Asun: ¡Vaya! ¿y adónde te vas...?
    Héctor: A Salamanca... tengo que coger el tren mañana y dirigirme a la finca que forma parte de la herencia de nuestro cliente... tendré que emplearme a fondo y entrevistarme con los vecinos para aclarar algunos puntos que no están del todo claros y que nos ayudará en la investigación... así voy ganando tiempo mientras Bonilla se encarga del papeleo en el registro y del trabajo que surja en el despacho... si no te importa, ¿podrías prepararme una pequeña maleta con un par de mudas y algo de ropa para el viaje...? es que ya sabes que soy un poco desastre y siempre se me olvida algo...
    Asun: Descuida, que ya sabes que de esas cosas me encargo yo... ¿a qué hora te vas...?
    Héctor: El tren sale a las 10 de la mañana y llegará allí muy entrada la tarde, lo justo para llegar a la pensión que tengo reservada y cenar algo...
    Asun: Entonces te prepararé también un bocadillo para que te lo comas en el tren...
    Héctor: Eres un cielo... ¿qué haría yo sin ti... mi niña?
    Asun: (sonriendo) Yo tampoco sabría vivir sin ti...

    (Héctor besa y acaricia la mano de Asun con ternura)

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  8. Siguiente escena…

    (A la noche siguiente, Asun está en casa, acaba de terminar de bañar a María y se dispone a preparar la cena cuando suena el teléfono. Asun lo coge)

    Asun: ¿Sí, dígame...?
    Héctor: Hola, soy yo...
    Asun: (esboza una gran sonrisa) ¡Hola...! ¿cómo estás, qué tal has llegado...?
    Héctor: Bien, he llegado hace un rato, lo que pasa que me he salido a dar un paseo por la Plaza Mayor y he cenado algo... esto es precioso, Asun, ojalá algún día tú y yo tengamos la oportunidad de pasear juntos por aquí, cogidos de la mano, ya sabes...
    Asun: (con una sonrisa) Me encantaría... de verdad... ¿y mañana empiezas con la investigación...?
    Héctor: Sí, me tendré que quedar un par de días hasta que aclare todo esto, pero espero que no me lleve mucho tiempo, si te digo la verdad estoy deseando volver a casa... ¿cómo está mi princesita...?
    Asun: Muy bien... está por aquí trasteando... espera que te la pongo al teléfono un momento...

    (Asun se dirige a María que está jugando en el suelo con su muñeca)

    Asun: ¡María, María, cariño...! ¡es papá...! ¿quieres decirle hola a papá...?

    (María empieza a aplaudir y corre hacia el teléfono)

    María: ¡Papá, papá, papá...!
    Héctor: (emocionado) Hola, mi vida... ¿te estás portando bien...?
    María: Sí...
    Héctor: Que bien, fenomenal, así me gusta... ¿me mandas un beso...?
    Asun: Vamos, cariño, mándale un beso grande a papá... así como te he enseñado... (y se pone la palma de la mano en la boca para dar un beso fuerte)
    María: (imita a su madre) ¡Adiós papá, adiós...!
    Héctor: ¡Uy que beso más grande... que bien...!

    (María deja el teléfono y vuelve a sus juegos, mientras Asun sigue hablando con Héctor)

    Asun: Por cierto, ¿has hablado ya con Bonilla...?
    Héctor: No, iba a llamarle ahora para que me ponga al día, pero es que últimamente anda más descentrado con eso de los preparativos de la boda...
    Asun: Sí, yo me he encontrado esta mañana con Matilde, de camino a la redacción, y me ha dicho que casi está más nervioso él que ella, por lo visto quiere tenerlo todo a punto, dar el visto bueno a las invitaciones, la iglesia, el restaurante, y que apenas la deja a ella que se preocupe por nada, porque piensa que con elegir el vestido y las flores ya tiene bastante...
    Héctor: Ya sabes como es... que le cuesta tanto decidirse con todo... pero creo que les irá muy bien ahora que van a formalizar por fin su relación después de casi 3 años...
    Asun: Sí, ojalá que tengan suerte, como nosotros...
    Héctor: Pues claro, que sí, mi niña, ellos también se merecen ser igual de felices... bueno, te dejo ya que si no se me hace muy tarde... sólo decirte que te echo de menos...
    Asun: Yo también... (sonríe pícaramente) un poco... la cama se me hace enorme sin ti, y ya no me acostumbro a dormir sola... te quiero...
    Héctor: Y yo... un beso... adiós...
    Asun: (sonriendo emocionada) Otro para ti... adiós...

    (Asun cuelga el teléfono y se dispone a seguir con sus tareas domésticas)

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  9. Siguiente escena…

    (Un par de días después, Asun está trabajando en la redacción, ultimando unos artículos que le va a dar a Aurelia para que los pase a máquina. Asun está feliz y se le nota, pues canturrea una canción de su repertorio de habaneras que tanto le gustan. Aurelia se acerca a su mesa)

    Aurelia: ¡Vaya, Asun, hija! te veo muy animada...
    Asun: Lo estoy... esta noche ya vuelve Héctor de su viaje y me apetece tanto verle y estar con él... te parecerá una tontería pero es que cuando se marcha, la casa se queda tan vacía, tan diferente... y aunque claro que tengo mucho trajín con la niña y demás y me distraigo mucho, pero no sé, ya me he acostumbrado a tenerle a mi lado siempre y cuando no está le echo de menos...
    Aurelia: Pues no, no me parece una tontería... es normal, se os ve muy unidos y hacéis una pareja tan bonita... a mí me dais una envidia a veces, pero envidia sana, ¿eh...? que aunque Gustavo sea un poco soso no me puedo quejar... me trata como una reina...
    Asun: Sí, ya te veo, que estás muy a gusto... (se ríe) si es que los hombres saben muy bien lo que tienen que hacer para tenernos contentas...
    Aurelia: Pues sí, y nosotras que nos dejamos querer y caemos rendidas a sus pies...

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  10. (En ese momento, aparece Héctor por la puerta y entra en la sala, sigiloso, para que Asun, que está de espaldas, no note su presencia. Aurelia le ve y disimula, aunque ya se ha fijado en el bonito ramo de flores que lleva Héctor, quien se dirige hacia la mesa de Asun).

    Héctor: (entrega un precioso ramo de flores en el momento en que ella se da la vuelta) ¡Hola, mi reina...!
    Asun: (sorprendida y emocionada, se le amontonan las palabras) ¡Héctor...! (se abraza a él) ¿pero qué haces aquí...? ¿cuándo has vuelto...? ¡vaya...! ¡que bonitas las flores...!
    Héctor: (riéndose por el batallón de preguntas) ¿Te gustan...?
    Asun: Mucho... son preciosas... pero dime, ¿por qué no me has llamado para decirme que volverías antes...?
    Héctor: Prefería darte una sorpresa... he cogido el tren anterior y me ha dado tiempo de pasarme por el despacho, charlar con Bonilla para ponerle al día, y por cierto, me ha dado ya la invitación de boda...
    Asun: ¿Ah sí...? a ver... (coge la invitación que le enseña Héctor) ¡anda, si se casa en los Jerónimos...! y va a ser en Octubre, o sea dentro de 3 meses...
    Héctor: Ya ves, es lo que tiene tener tanto dinero, que puedes organizar una boda a lo grande sin tener que preocuparte de los gastos... pero estoy seguro de que Bonilla con lo detallista que es lo tiene todo perfectamente atado... y lo vamos a pasar muy bien, eso dalo por seguro, van a venir muchos amigos del barrio, incluso antiguos compañeros de la policía y por supuesto el inspector Vallejo y Laura, su mujer, claro...
    Aurelia: Yo supongo que Matilde ya le habrá dado la invitación a Gustavo...
    Héctor: Pues sí, me imagino, pero ya le preguntaré a Bonilla de todas maneras mañana cuando le vea...
    Asun: Y yo tendré tiempo de mirarme algún vestido que me quede bien... es una ocasión muy especial...
    Héctor: Cariño, tú estás guapísima te pongas lo que te pongas, pero si quieres te puedo ayudar a elegir algo...
    Asun: Bueno, ya veremos, o sino ya nos iremos Aurelia y yo de compras, ¿verdad...?
    Aurelia: ¡Uy... ya sabes que me encanta mirar los escaparates de todas las tiendas...! y prefiero hacerlo contigo porque Gustavo se pone de los nervios...
    Héctor: (riéndose) Sí, me lo imagino, supongo que a los hombres eso de ir a mirar tiendas, nos aburre soberanamente... por cierto, mi niña, ¿te queda mucho...?
    Asun: Pues un rato todavía... voy a poner las flores en agua y aún tengo que repasar un par de artículos para el número de esta semana... pero si quieres vete yendo para casa y así recoges a María...
    Héctor: (ilusionado) Estupendo... ¡que ganas de ver a mi princesita...! te espero en casa entonces, y no tardes mucho...
    Asun: (sonriente) Que no... y gracias por las flores, son preciosas... te quiero...
    Héctor: Y yo... adiós...
    Asun: Adiós...

    (Héctor se marcha a casa y Asun se dispone a colocar las flores en un jarrón con agua sobre su mesa).

    Asun: (oliendo las flores) ¡Mmmm...! ¡que bien huelen...!
    Aurelia: ¡Hija, por Dios, que bonitas...! ¡menuda suerte que tienes...!
    Asun: Sí, ya te digo que no me puedo quejar... bueno, no nos podemos quejar...
    Aurelia: Desde luego que no...

    (Asun vuelve a sentarse y tanto ella como Aurelia siguen con su trabajo)

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  11. Siguiente escena…

    (Tres semanas después, estamos a finales de Julio. Es sábado por la tarde, y Asun y Aurelia ya han salido del trabajo y no tienen que volver hasta el lunes, por lo que deciden quedar después de comer para ir al centro a mirar tiendas y comprarse los vestidos para la boda de Bonilla).

    (Asun está en casa preparando la comida)

    Asun: Cariño, he estado hablando con Aurelia esta mañana y habíamos pensado en salir esta tarde a mirar unos vestidos muy bonitos que han puesto en el escaparate de la tienda esa nueva que han abierto en el centro... espero que no te importe quedarte con María...
    Héctor: ¡No, claro que no, mujer...! además llevaba tiempo queriendo llevármela a ver los títeres en el Retiro, que seguro que le gustan mucho... tú vete tranquila y diviértete... y cómprate algo bonito...
    Asun: (sonriente) Seguro que sí... gracias, cariño... (y le da un beso)

    (Después de comer, Asun se marcha con Aurelia de compras, y pasan una tarde muy entretenida, probándose distintos vestidos. Finalmente Aurelia decide comprarse un vestido en tono verde manzana, y Asun se decanta por un vestido de color rojo vino, elegante pero sencillo, con falda de vuelo, escote redondeado, manga corta y recogido en la cintura a modo drapeado con un broche en el centro, además de un chal a juego y unos zapatos. Las dos están tan contentas que deciden ir a tomarse algo a una cafetería en los alrededores).

    (Entretanto, Héctor pasa una divertida tarde con María y con Irene viendo el espectáculo de títeres. Las niñas no han dejado de aplaudir y miran absortas las marionetas que entran y salen por los lados de la cortinilla).

    Héctor: ¿Os ha gustado, niñas...?
    María: Sí, sí...
    Irene: Es muy divertido, tío Héctor...
    Héctor: Me alegro...

    (Después, Héctor coge a las niñas cada una de una mano y sale a dar un paseo por el estanque antes de volver a casa. En ese momento, se cruza con Bonilla y Matilde que acaban de salir del cine y también están dando un paseo).

    Héctor: ¡Hombre, Bonilla, Matilde... que sorpresa...!
    Matilde: Hola, Héctor...
    Bonilla: Hola, Héctor... (se agacha para saludar a las niñas) ¡hola, princesitas...!
    María: Hola...
    Irene: Hola...
    Bonilla: (se levanta de nuevo) Caray, Héctor, pero cómo ha crecido María... ¡si es que está enorme...!
    Héctor: ¿Verdad que sí...? a mí me da la sensación de que crece por días...
    Bonilla: (rebuscándose en los bolsillos) Pues creo que tengo por aquí... espera... sí, dos piruletas para estas dos niñas tan guapas...

    (María e Irene cogen las piruletas que les ofrece Bonilla)

    María: (agitando la piruleta) ¡Bien...!
    Héctor: Pero bueno, Bonilla, como eres, siempre estás igual, luego las mal acostumbras a comer chucherías entre horas y después no cenan bien, y claro, luego Asunción se enfada, y con razón... niñas, ¿qué se dice...?
    María e Irene: ¡Gracias...!
    Bonilla: Venga, hombre que no es para tanto... por cierto, ¿dónde te has dejado a Asun...?
    Héctor: Pues se ha ido de compras con Aurelia al centro, me dijo que quería mirarse lo del vestido para la boda y eso...
    Matilde: ¡Ah, que bien...! nosotros también estamos en ello... yo estoy con las primeras pruebas del vestido, y aún me queda...
    Bonilla: Sí y yo aún tengo que enviar las últimas invitaciones...
    Héctor: (mirando su reloj) Bueno, pareja, os dejo que aún tengo que llegar a casa con estos dos trastos, y a ver si Asun ha llegado ya...
    Matilde: Muy bien, pues nosotros vamos a seguir un rato más con nuestro paseo...
    Héctor: Perfecto... Bonilla, el lunes a primera hora en el despacho, ¿de acuerdo...?
    Bonilla: Por supuesto... al pie del cañón como siempre... que pases buen fin de semana, y dale un beso a Asun de mi parte...
    Héctor: Se lo daré... adiós...
    Bonilla y Matilde: Adiós...

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  12. Siguiente escena…

    (Héctor regresa a casa tras dejar a Irene con los abuelos, y son ya las 21:30 y Asun no ha llegado aún. Héctor decide esperar un poco más y se entretiene bañando a la niña mientras. A las 22:15 se dispone a buscar algo para la cena de María, cuando suena el teléfono. Héctor lo coge)

    Héctor: ¿Diga...?
    Gustavo: Hola, Héctor, soy yo, Gustavo... ya sé que no son horas de llamar a una casa, pero es que estoy un poco preocupado por Aurelia... no ha llegado todavía, ¿y Asunción ha llegado ya...?
    Héctor: Pues no, Gustavo, la verdad es que no, y yo también me estaba empezando a poner un poco nervioso... lo que pasa que estaba bañando a la niña e iba a buscar algo de cenar y ya no he vuelto a mirar el reloj...
    Gustavo: ¿Crees que les ha podido pasar algo...?
    Héctor: Hombre, no creo... ya sabes como son las mujeres, que salen de compras, se ponen a hablar, y se les va el santo al cielo, seguro que incluso se habrán ido a tomarse una leche merengada en alguna terraza...
    Gustavo: Sí, tienes razón... ¡ah, mira ya se oye la puerta...! gracias de todos modos Héctor, y perdona...
    Héctor: De nada, hombre, y tranquilo... adiós...
    Gustavo: Adiós...

    (Héctor cuelga el teléfono y en ese momento entra Asun por la puerta)

    Asun: ¡Hola, mi amor...! (y le da un beso en los labios)
    Héctor: Hola... es un poco tarde para andar por ahí sola... ¿no te parece...?
    Asun: (deja las bolsas en el sofá) Sí, sí, ya sé lo que me vas a decir, pero es que no me he dado cuenta ni de la hora... lo siento mucho, de verdad... ¿y mi pequeña, cómo está...?
    Héctor: Pues en la cocina sentada esperando la cena... iba a darle la papilla que tienes en la nevera, cuando ha sonado el teléfono... era Gustavo que llamaba preocupado por Aurelia, pero luego ha llegado casi a la vez que tú...
    Asun: Sí, es que nos hemos despedido en la parada del tranvía...
    Héctor: ¿Pero dónde habéis estado hasta ahora...?
    Asun: Pues hemos ido a comprar los vestidos... lo mejor de todo es que estaban rebajados y nos han costado muy baratitos... y también me he comprado los zapatos y el chal... y como se nos había dado la tarde tan bien, pues nos hemos sentado en una terraza a tomar una leche merengada...
    Héctor: Lo que imaginaba... y eso mismo le dije a Gustavo para que se quedara más tranquilo...
    Asun: Es que Gustavo es un poco exagerado... siempre me lo dice Aurelia, que se preocupa mucho, demasiado, diría yo...
    Héctor: Hace bien... Aurelia es su mujer, y se preocupa porque la quiere mucho...
    Asun: (pasa sus brazos alrededor del cuello de Héctor) ¿Y tú... también estabas preocupado por mí...?
    Héctor: Reconozco que un poquitín nervioso si que estaba...
    Asun: ¿Sólo un poco...? (le besa en los labios con amor)
    Héctor: (pone sus manos alrededor de la cintura de Asun) Bueno... no, un poco bastante...
    Asun: Ah... eso ya me cuadra más... (y con una sonrisa vuelve a besarle) es mi forma de compensarte... y cuando veas el vestido que me he comprado...
    Héctor: ¿Ah sí...? lo estoy deseando...
    Asun: Pues me temo que tendrás que esperar hasta el día de la boda... es una sorpresa...
    Héctor: Pero si tú no eres la novia...
    Asun: ¿Y eso que más da...? me hace ilusión que me lo veas puesto entonces... te va a gustar, ya lo verás... (le da otro beso) ¡hala, vamos a por la cena de María...!
    Héctor: Sí, vamos que la pobre estará hambrienta...

    (Héctor y Asun se dirigen a la cocina)

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  13. Siguiente escena…

    (El verano va pasando sin mucha novedad para nuestros personajes habituales, excepto para Bonilla que cada día que pasa está más nervioso porque llegue el gran día. Héctor intenta tranquilizarle y le mantiene ocupado en la medida de lo posible; incluso alguna tarde se lo lleva a tomar una copa al café del teatro para que se relaje, pero es inútil).

    (Por fin nos encontramos en Octubre y llega el gran día. La ceremonia resulta finalmente muy bonita y sencilla, ya que Bonilla ha reducido considerablemente el número de invitados previstos a pesar de los compromisos familiares y profesionales que tenía, porque en realidad a él le hacía ilusión compartir ese día tan especial con sus amigos, vecinos y compañeros de verdad. A la gran fiesta han acudido entre otros la familia del Asturiano, el inspector Vallejo y su esposa Laura, el capitán Gustavo Olavide con Aurelia, Miguel y Estrella y por supuesto, Héctor y Asun).

    (Tras el gran banquete en un restaurante de la Casa de Campo, donde los invitados han disfrutado de comida y bebida en abundancia, llegan los bailes amenizados con orquesta en la que los pasodobles, los valses, las habaneras, e incluso el rock & roll forman parte del repertorio. Los invitados bailan en grupo o por parejas, y muchas veces las parejas se van intercambiando: así vemos por ejemplo a Bonilla bailando con Asun, a Héctor con Matilde, a Asun con Miguel, al capitán Olavide con Manolita o a Marce con Estrella. Todos pasan una velada muy divertida, incluso el inspector Vallejo que no para de contar increíbles anécdotas de la policía con Héctor y otros antiguos compañeros).

    (En un momento determinado, Asun está sentada en una de las mesas junto con Aurelia, Estrella y Manolita, compartiendo copas y una animada charla mientras la música sigue sonando y la gente bailando. Héctor se acerca a Asun para sacarla a bailar al ritmo de una canción muy especial para ellos, que él mismo ha pedido a la orquesta).

    Héctor: (extendiendo su mano) ¿Me concedería este baile...?
    Asun: (sonriente) Con mucho gusto...

    (Asun se levanta y sale a bailar con Héctor un hermoso bolero. Los dos, aunque algo achispados por la bebida, no dejan de mirarse con una tierna sonrisa mientras bailan bien agarrados y mantienen una entrañable conversación).

    Héctor: ¿Te he dicho ya que estás preciosa...?
    Asun: Unas cuantas veces... pero me gusta, me gusta que me lo digas...
    Héctor: Es que lo estás... pareces un ángel, mi ángel...
    Asun: (emocionada) ¿Te he dicho ya que te quiero...?
    Héctor: Hoy no...
    Asun: Pues te quiero... siempre... cada día más... eres un hombre estupendo y un padre maravilloso...
    Héctor: (emocionado) Y tú eres el amor de mi vida... creo que esto no te lo he dicho nunca, pero tengo tanto que agradecerte... entraste en mi vida justo cuando más lo necesitaba y me salvaste... y eso no lo voy a olvidar nunca... me has regalado tu amor, tu cariño y tu paciencia para aguantarme cada día... y has sacrificado tu juventud para estar conmigo, a mi lado, a pesar de nuestra diferencia de edad y de mi delicada situación civil aún no resuelta del todo...
    Asun: (emocionada) Para mí no supone ningún sacrificio... me enamoré de ti el primer día que te ví... y aunque hayamos tenido nuestras diferencias, estar contigo me compensa... porque tú llenas mi vida de felicidad y me has dado el mejor regalo que tenemos, una hija maravillosa de la que tenemos que estar muy orgullosos, y que espero de corazón que no sea la única...
    Héctor: (besa a Asun cariñosamente en el hombro) He tenido mucha suerte y tengo tantas ganas de decirte que te quiero... (sonriendo pícaramente le susurra al oído) y también tengo ganas de llegar a casa y de quitarte ese vestido muy despacio para hacerte el amor lentamente el resto de la noche...
    Asun: (se ríe divertida y pone su dedo en los labios de Héctor) ¡Shhh... no seas descarado...!

    (Héctor se ríe y los dos siguen bailando despacio al son de la música, y posteriormente siguen conversando un rato más con sus amigos en esta agradable velada).

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  14. Siguiente escena...

    (Ya de madrugada, Héctor y Asun llegan al portal de casa. Asun está muy emocionada y contenta, recordando los detalles y anécdotas ocurridos durante la ceremonia y la fiesta posterior. Llevada por su euforia y por el achispamiento producido por la mezcla de bebidas, no puede evitar hablar más alto de la cuenta).

    Héctor: (le hace un gesto con la mano) ¡Asun, cariño, baja la voz...! no querrás despertar a tus padres y a la niña, y de paso a todos los vecinos...
    Asun: Ay, si tienes razón, lo siento... pero es que me lo he pasado tan bien... ha sido una ceremonia preciosa, y la fiesta ha sido fantástica... ¡Matilde estaba tan guapa, y no se la notaba nada nerviosa...!
    Héctor: Tú si que estás guapa... (le coloca un rizo con delicadeza por detrás de la oreja) el que si estaba nervioso sobre todo al principio era Bonilla... aunque luego ya cuando ha salido de la iglesia, ya ha visto que todo era pan comido... y luego en la fiesta creo que es de los que más ha disfrutado...
    Asun: Sí, ahora sólo tienen que aprovechar ese viaje que se van a hacer juntos a Roma... ¡que envidia...!
    Héctor: Bueno, cariño, algún día también nosotros viajaremos juntos y también con nuestra niña a algún lugar especial... seguro, ya lo verás, te lo prometo... y ahora vamos a subir a casa que estamos haciendo mucho ruido aquí fuera...
    Asun: ¡Buf... yo no puedo dar ya ni un paso más con estos tacones...!
    Héctor: No te preocupes, mi niña, que yo te llevo...

    (Sin decir nada más Héctor coge a Asun en brazos y la sube por la escalera. Asun se agarra con sus brazos alrededor del cuello de Héctor sin dejar de mirarle profundamente enamorada y dándole besos tiernos en el cuello y en los labios).

    (Cuando llegan a la puerta de casa, Héctor deja a Asun un momento en el suelo para coger la llave y abrir la puerta, y luego la vuelve a levantar de nuevo).


    (Al llegar al dormitorio, Héctor deja a Asun suavemente sobre la cama y le quita los zapatos. Héctor se incorpora y va a quitarse la chaqueta y los zapatos y a dejarlos en el galán).

    Asun: (mirándole divertida) ¡Ven aquí... no te me escapes...!
    Héctor: Tranquila que sigo aquí, mujer... no te preocupes, que no me voy a ninguna parte... (vuelve a la cama junto a Asun)
    Asun: (le da un cariñoso beso y le hace dulces caricias mientras empieza a juguetear con su corbata para deshacerle el nudo y desabrocharle la camisa) Quiero que me hagas eso que me prometiste antes... en el baile... ¿te acuerdas...?
    Héctor: ¿Te refieres a...?
    Asun: (no le deja acabar la frase y se incorpora un poco para que Héctor pueda desabrocharle el vestido mientras sigue besándole cariñosamente) Sabes perfectamente a que me refiero...
    Héctor: Lo sé... y lo estoy deseando... ven...

    (Héctor desabrocha lentamente el vestido de Asun, quitando el primer botón y bajando la cremallera mientras los dos se deshacen en caricias, abrazos y besos mutuos, que poco a poco van creciendo en intensidad, amándose profunda y apasionadamente durante el resto de la noche).

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  15. Escena siguiente…

    (A la mañana siguiente, Asun, muy relajada, se despierta entre los brazos de Héctor, con
    la cabeza apoyada en su pecho y sintiendo sus delicadas caricias).

    Asun: (abriendo los ojos, se da cuenta de que Héctor la está mirando con una sonrisa tierna) Mmmm... buenos días...
    Héctor: Buenos días, mi amor... (le da un dulce beso en los labios) ¿has dormido bien...?
    Asun: Mejor que bien... aunque anoche creo que me excedí con la bebida y me duele un poco la cabeza...
    Héctor: (riéndose) Eso es porque no estás acostumbrada... pero la resaca tiene fácil solución... te tomas un par de aspirinas y con un poco de aire fresco y listo...
    Asun: Sí, será lo mejor... ¿quieres desayunar...? porque yo tengo un hambre de lobo...
    Héctor: Descuida, que de eso ya me encargo yo... tú vete a darte un baño caliente y cuando salgas tendrás el desayuno encima de la mesa...
    Asun: (incorporándose un poco) Eres un sol... ¿qué haría yo sin ti...? (le da un beso) te quiero tanto... (se sienta en la cama) ¿sabes que me imagino a veces...?
    Héctor: (cogiéndola de la mano) ¿El qué...?
    Asun: Si nuestra vida sería muy diferente si estuviéramos casados legalmente...
    Héctor: (sin dejar de mirar a Asun) No veo porque tendría que ser distinto... nos queremos y eso es lo único que nos tiene que importar... aunque si reconozco que a los ojos de los demás nos verían de manera diferente...
    Asun: Lo sé y no creas que a mí me importa lo que piense la gente... pero estoy pensando en la niña, cuando sea mayor y pregunte ciertas cosas...
    Héctor: Sí, yo también había pensado en eso... y no veas las ganas que tengo de que esto se resuelva de una vez por todas... han pasado ya tres años desde que presenté los papeles y aún no he recibido respuesta... y me pregunto si llegará el día en que pueda compensarte todo esto y llevarte al altar como te mereces, y convertirte en mi esposa...
    Asun: (pensativa) Mm... la esposa de Héctor Perea... suena bien... me gusta... ojalá no tengamos que esperar mucho más tiempo...
    Héctor: Ojalá... además me preocupa que a mí me pueda pasar algo, y no quiero que ni a María ni a ti os falte de nada...
    Asun: ¡No digas eso...! a ti no te va a pasar nada, no lo permitiré... seguiremos viviendo los tres juntos y felices por mucho tiempo, pase lo que pase... te lo prometo... (le da otro beso) ahora voy a darme ese baño caliente y luego me tomaré una aspirina con el desayuno...
    Héctor: Muy bien... voy preparando esos desayunos y luego si quieres bajo a recoger a María y salimos a dar un paseo... ¿te parece...?
    Asun: Me parece... dame un beso, anda...
    Héctor: (se inclina sobre Asun para besarla) Te quiero tanto, mi niña...
    Asun: (sonriendo, le acaricia la nariz) Y yo...

    (Asun se levanta al baño y Héctor va a la cocina dispuesto a preparar los desayunos).

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  16. Escena siguiente…

    (Un mes y medio más tarde ya estamos a primeros de Diciembre. Héctor está con Bonilla en el despacho trabajando, aunque Bonilla está preocupado y Héctor lo nota porque no está tan hablador como de costumbre y comprueba que está más distraído de lo habitual).

    Héctor: ¡Bonilla, hombre, que te estoy hablando...!
    Bonilla: Ah... sí... perdona Héctor, es que no sé que me pasa, que estoy dándole vueltas...
    Héctor: ¿Se puede saber que te pasa...? ¿tienes algo que te preocupe... algo que te ronda la cabeza...? que son muchos años ya que nos conocemos, y yo sé que le estás dando vueltas a algo...
    Bonilla: Sí, bueno, es que... estoy un poco preocupado por Matilde...
    Héctor: ¿Le ha pasado algo...?
    Bonilla: No... bueno, o sí, no lo sé...
    Héctor: ¿Sí o no...? aclárate porque si no me lo cuentas no te voy a poder ayudar...
    Bonilla: Es que no sé como explicarlo... lo cierto es que lleva unos días muy rara... se levanta a medianoche, se pasa como media hora en el cuarto de baño, apenas come nada porque dice que no le entra, que la comida le da asco... y no sé la noto como tristona... y cuando le pregunto, ella tampoco sabe decirme porque está así, y yo pues claro, me preocupo, y le doy vueltas, me da por pensar si estará enferma y no quiere decirme nada...
    Héctor: Vamos a ver Bonilla... ¿y no se te ha ocurrido pensar que Matilde podría estar embarazada...?
    Bonilla: ¿Embarazada... tú crees que es por eso...?
    Héctor: Hombre, seguro al 100% no estoy, pero por los síntomas que me cuentas, me cuadra bastante... y si es así... (empieza a reírse) ¡vaya, vaya, tengo que darte la enhorabuena, campeón...! ¡a la primera, macho...! ¡donde pones el ojo, pones la bala...! si apenas lleváis casados poco más de 1 mes...
    Bonilla: Sí, ya lo sé... tú siempre con tu guasa habitual... ¿pero y si no es eso...?
    Héctor: Pero Bonilla, hombre, no seas cenizo... yo en tu lugar iría a un médico para que lo confirme, pero puedo decirte que estoy casi seguro de que vas a ser padre... y que conste que fuera de bromas, me alegro mucho por ti... te lo mereces, hombre... y te voy a decir otra cosa... (empieza a emocionarse) las mujeres cuando se embarazan se ponen guapísimas, al menos así fue con Asun y te lo digo por experiencia... tú lo que tienes que hacer es estar con ella, apoyarla, cuidarla y quererla mucho porque están muy sensibles... fíjate, cuando Asunción estaba embarazada de María se pasaba el día entero mimosa perdida, me pedía que la abrazara, que la tocara la barriga... ¡y yo pues encantado de la vida, claro...!
    Bonilla: Suena tan bien como lo cuentas... debe ser algo precioso...
    Héctor: ¡Pues claro que sí...! la paternidad te cambia la vida por completo... yo viví el embarazo de Asun como una experiencia inolvidable, te vas dando cuenta cómo va creciendo algo ahí, algo hermoso que poco a poco se transforma en una criaturita, y cuando nace y la tienes entre tus brazos... no sé, Bonilla, es algo que no se puede explicar, tienes que vivirlo para entenderlo... pero en fin, de todas formas vaya por delante mi más sincera felicitación, y que me alegro mucho, hombre...
    Bonilla: Muchas gracias, Héctor, viniendo de un gran amigo como tú, te agradezco sinceramente tus palabras...
    Héctor: De nada, hombre, y ya me irás contando como va la cosa... y si no, pues que Matilde hable con Asun si tiene alguna duda, que ella estará encantada de explicarle lo que haga falta...
    Bonilla: Gracias Héctor... entonces voy a hablar con Matilde y vamos a pedir cita con el médico cuanto antes...
    Héctor: Ve hombre, ve... y tranquilo, que ya verás como todo es normal...
    Bonilla: Sí, supongo que sí... adiós...
    Héctor: Adiós...

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  17. (Bonilla se marcha apresurado y Héctor se queda solo trabajando un rato más en el despacho antes de volver a casa. En ese momento, llaman al timbre).

    Héctor: ¡Ya va...!

    (Héctor se levanta y abre la puerta, es el cartero que trae la correspondencia)

    Héctor: ¡Hola, Benito...!
    Benito: Buenas tardes, señor Perea... le traigo la correspondencia... y hay una carta certificada, me tiene que firmar aquí...
    Héctor: (un poco extrañado) ¿Para mí...? bueno, pues te firmo aquí... y gracias...
    Benito: Gracias a usted señor Perea, y que pase usted buena tarde...
    Héctor: Adiós, Benito, hasta mañana...

    (Héctor cierra la puerta, deja el resto de las cartas sobre la mesa y coge el sobre que contiene la carta certificada. Se trata de un sobre grande, con matasellos de Madrid y al darle la vuelta al sobre, ve que el remite viene a nombre del Excelentísimo Tribunal Eclesiástico de Madrid. A Héctor le da un vuelco el corazón, y la carta es como si le quemara en las manos, está tan nervioso que no acierta a encontrar el abrecartas para abrirla, de modo que decide romper el sobre).

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  18. Escena siguiente:

    (Héctor coge la carta y empieza a leer su contenido, que en su parte más importante dice lo siguiente):

    “Y de acuerdo con las alegaciones presentadas por los declarantes y sus representantes, y analizadas las pruebas presentadas, este Tribunal en conformidad con lo dispuesto en la normativa vigente, dispone aceptar la declaración de nulidad del acta matrimonial correspondiente a:
    - D. Héctor Perea Martínez
    - Dña Teresa García Guerrero
    Y estima la disolución legal de dicha unión, lo que se comunica a los interesados a los efectos oportunos. Dicha sentencia es firme y ha sido ratificada por el Alto Tribunal de la Rota, por lo que no cabe recurso de apelación alguno.”

    En Madrid, a 25 de Noviembre de 1960

    (Cuando Héctor termina de leer la carta, está sudando de tal manera que tiene que sentarse en su butaca y ponerse una copa para tranquilizarse, además de encenderse un cigarrillo. Su cabeza intenta encajar las piezas y trata de pensar en lo que debe hacer ahora. Su primer impulso es llamar por teléfono a Asunción, pero inmediatamente decide que es mejor hacer las cosas de otra manera).

    (Finalmente, Héctor coge el teléfono y llama a Felisa)

    Héctor: ¿Doña Felisa...? buenas tardes...
    Felisa: Hola hijo, ¿qué tal...?
    Héctor: Yo llamaba para pedirle un favor...
    Felisa: Tú dirás...
    Héctor: Es que me gustaría llevar a Asunción esta noche a cenar... quiero darle una sorpresa... y me preguntaba si podía encargarse de María, de su baño, la cena y esas cosas...
    Felisa: (emocionada) ¡Pues claro que sí, hijo! ¡no faltaba más...! para eso estamos las abuelas, para ayudaros... y ni que decir tiene que para mí es un placer ocuparme de la pequeña... ¡es tan buena, tan obediente... y no da nada de guerra! ¡hala, vosotros a divertiros que para eso sois jóvenes...!
    Héctor: Muchas gracias, Felisa... y dele un beso enorme a mi princesita...
    Felisa: Descuida hijo, que yo se lo doy... adiós...
    Héctor: Adiós...

    (A continuación, cierra el despacho y se marcha a la calle, dispuesto a entrar en una joyería. Una vez allí, elige un bonito anillo con un brillante y pide que se lo envuelvan en una cajita para regalo).

    (Después sale de la joyería y se dirige a la puerta de la redacción, donde decide esperar a que Asun salga de trabajar. Mientras espera, Héctor está sumido en sus pensamientos, imaginando la cara de sorpresa que va a poner Asunción cuando se entere de la noticia, y piensa también en todos los bonitos momentos que han vivido desde que se conocieron).

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  19. Escena siguiente:

    (Al cabo de un rato, Asun sale acompañada de Aurelia).

    Héctor: (sonriente) ¡Hola guapa...!
    Asun: (sonriente al verle) ¡Hola...! ¿qué haces aquí...?
    Héctor: Pues... hoy he cerrado un poco antes, y me apetecía dar una vuelta contigo y llevarte a cenar... y no te preocupes por María, que lo tengo todo organizado para que tu madre se ocupe de ella por esta noche...
    Asun: (sorprendida) Pero... si no es mi cumpleaños ni nada de eso...
    Héctor: Ya lo sé... ¿pero es que acaso necesito algún motivo especial para cenar contigo en un restaurante...?
    Asun: (bromeando) Conociéndote, yo diría que sí... (se ríe) pero es igual... acepto encantada...
    Aurelia: Desde luego te trata como a una reina... tú vete a cenar, no seas tonta, y luego que te quiten lo bailao... y por cierto, yo también me voy que Gustavo está esperándome en casa para cenar, y aunque hoy no celebramos nada especial, pero estoy deseando llegar a casa y darle un beso...
    Héctor: Bueno, pues entonces nos vamos...
    Asun: Sí... (coge del brazo a Héctor) adiós, Aurelia, hasta mañana...
    Aurelia: Adiós, parejita... y pasadlo bien... (y le hace un gesto a Asun) mañana me cuentas...
    Asun: (riéndose) ¡Que sí... pesada...!

    (Héctor y Asun cenan tranquilamente en el restaurante. Cuando llegan los postres, Héctor saca la cajita del bolsillo y la pone sobre la mesa. Asun se queda mirando la cajita con sorpresa y sin entender a que viene todo esto).

    Asun: Pero... ¿qué es esto...?
    Héctor: Tú ábrelo, a ver si te gusta...
    (Asun abre la cajita y al ver el anillo, abre la boca y mira a Héctor emocionada)
    Asun: Pero Héctor... cariño, esto es demasiado... ¿por qué...?
    Héctor: ¿Te gusta...?
    Asun: (emocionada y con lágrimas en los ojos) Me encanta... es precioso... es el anillo más bonito que he visto en mi vida... debe de haberte costado una fortuna...
    Héctor: Nada comparado con lo que tú vales, mi amor... trae, permíteme...
    (Héctor saca el anillo de su caja y se lo coloca a Asun en el dedo. Asun extiende su mano con una sonrisa de emoción y sin dejar de mirar a Héctor sobrepasada por los acontecimientos).
    Asun: (acariciando dulcemente a Héctor) Gracias... me encanta... te quiero...
    Héctor: (coge la mano de Asun y se la besa) Déjame hacerte una pregunta...
    Asun: Claro, lo que quieras...
    Héctor: ¿Quieres casarte conmigo...?
    Asun: (abre la boca una vez más) ¿Cómo...? ¿qué estás diciendo...?
    Héctor: Que si quieres casarte conmigo...
    Asun: Pero...
    Héctor: (saca la carta de su bolsillo) Mira, he recibido esto esta tarde en el despacho...
    (Asun coge la carta y lee su contenido inmediatamente)
    Asun: Pero esto es...
    Héctor: Sí... lo que estábamos esperando desde hacía tanto tiempo...
    Asun: Ahora lo entiendo todo... ¿y ya está... así te lo han dado...?
    Héctor: Vuelvo a ser un hombre legalmente libre... y ahora respóndeme... ¿te casarás conmigo...?
    Asun: (emocionada) Sí quiero, claro que quiero... ¿cómo no voy a querer...? (le da un beso tierno y discreto en la mejilla para no llamar la atención de la gente) esto es una noticia muy gorda... vámonos, que quiero decírselo a mis padres cuanto antes, ya verás que contentos se van a poner cuando se enteren...
    (Asun coge a Héctor del brazo y tras pagar la cuenta, abandonan el restaurante en dirección a casa. Asun no deja de mirarse el anillo de su dedo, al tiempo que intercambia sonrisas de complicidad con Héctor).

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  20. Siguiente escena:

    (Cuando llegan al portal, Asun entra en la portería gritando)

    Asun: ¡Madre, madre... que me caso... que nos casamos...!
    Felisa: ¡Pero que gritos son esos, hija...! ¿qué dices...?
    Asun: Lo que oye, madre... ¡mire, mire que anillo tan bonito me ha regalado Héctor...!

    (Asun extiende su mano para mostrar el anillo y Felisa se queda mirando embobada)

    Felisa: Si que es bonito, sí, yo no había visto cosa igual en mi vida...
    Asun: ¿Verdad que sí...? ha venido Héctor a buscarme a la salida de la redacción y me ha llevado a cenar...
    Felisa: Sí, yo sabía que quería darte una sorpresa pero no tenía ni idea en que consistía...
    Asun: (emocionada y feliz) Y entonces cuando han traído los postres, Héctor ha sacado la cajita con el anillo y es cuando me ha pedido que me casara con él... ¡ha sido tan bonito, madre... tan romántico...!
    Héctor: Por fin puedo hacer las cosas bien, doña Felisa... hoy mismo he recibido una carta con la sentencia de anulación de mi matrimonio con Teresa... soy un hombre libre... libre y enamorado... y dispuesto a ofrecerle a Asunción una boda como Dios manda, como la que se merece...
    Felisa: ¡Ay hijo, cuanto me alegro...! ¡ven aquí...! (Felisa da un fuerte abrazo a Héctor) ¡que bien, hijo, si supieras lo que he rezado yo para que este día llegara...! (llama a su marido) ¡Trino, Trino...! ¡trae las copas buenas y la botella esa de champagne que nos regaló doña Florita... que vamos a brindar...! ¡es que tenía yo esa botella guardada para una ocasión especial, y ese día ha llegado por fin...! (abraza a su hija y la besa) ¡ay, Asun, hija, que emoción... ya verás cuando se entere tu hermano Miguel...!

    (Trino trae la botella y las copas, abre la botella y empieza a servir. Todos alzan sus copas y brindan)

    Felisa: ¡Por los novios... por su felicidad...!
    Trino: ¡Por nuestra querida hija y nuestro maravilloso yerno, que es todo un caballero y una gran persona...!
    Héctor: ¡Madre mía, que me van a sonrojar...! ¡por la familia, que siempre permanezcamos unidos, pase lo que pase...!
    Asun: ¡Por nuestra maravillosa hija... y por ti, mi amor...! (le da un sonoro beso en los labios a Héctor delante de sus padres) ¡porque te quiero...! ¡salud...!

    (Toda la familia feliz bebe de sus copas, sabiendo que ahora empezarán con los preparativos de la boda aunque Asun y Héctor prefieren organizar algo muy sencillo y que no se demore mucho en el tiempo).

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  21. (Al día siguiente, Asun va a trabajar muy feliz y contenta luciendo el anillo en su dedo con orgullo. Aurelia que la ve, se acerca)

    Aurelia: ¡Caramba, Asun, hija, vaya pedrusco que llevas...! está claro que ayer las cosas fueron como la seda...
    Asun: (emocionada) ¡Mejor que nunca, Aurelia...! ¡me caso... me caso con Héctor...!
    Aurelia: ¿Lo dices de verdad...?
    Asun: Sí... estoy tan emocionada que aún no me lo creo.... pero ayer Héctor recibió la carta que llevábamos esperando todo este tiempo... ¡y le han concedido la nulidad...! ¿te lo puedes creer...? ahora lo que tanto tiempo llevaba deseando en mi corazón, por fin se ha cumplido... ¡voy a ser su mujer, su única mujer...!
    Aurelia: ¡Cuánto me alegro... de verdad...! ¡ven aquí...! (le da un fuerte abrazo) ¿y ahora, la boda para cuándo...?
    Asun: Pues tenemos que organizarlo todo, pero tampoco queremos demorarlo mucho, quizá en 4 o 5 meses, me gustaría arreglarme el vestido de novia de mi madre... como Chelo la pobre no pudo llevarlo, me hace ilusión casarme de blanco...
    Aurelia: Pues me parece muy bien... y además tienes a tu madre que te ayudará a apañarlo...
    Asun: Pues sí... ¡ay, Aurelia... que emoción...! ¡es que estoy tan nerviosa...!
    Aurelia: Te comprendo perfectamente... ¿quieres un café y charlamos tranquilamente de los detalles...?
    Asun: Pues... la verdad es que no... no me apetece nada tomar café... no sé si son los nervios o la impresión por lo de ayer... pero tengo el estómago algo revuelto... si me das un vaso de agua, te lo aceptaré encantada...
    Aurelia: ¡Claro, mujer...! ¿y dices que no te apetece el café...? ¡que raro, si tú eres muy cafetera...! oye, no es por ser indiscreta, ¿pero no será que estás de nuevo embarazada...?
    Asun: (pensativa) Pues... no lo había pensado... pero ahora que lo dices, por poder ser, podría... ¡ay! ¿te imaginas...? tengo que llamar a Héctor inmediatamente para ir al médico y que nos lo diga, porque habrá que organizar todo lo de la boda cuanto antes... si quiero casarme de blanco, no puedo esperar a que se me note...
    Aurelia: Que me vas a contar, tu eres de las pocas que sabías que yo estaba embarazada de Clara cuando me casé... pero bueno, al final todo salió bien, y nadie notó nada...
    Asun: Aunque bueno, nuestro caso es diferente, todos saben que Héctor y yo vivimos juntos desde hace 3 años y que tenemos una niña... pero bueno, cuanto antes mejor... ¡voy a llamarle al despacho...!
    (Asun se dispone a coger el teléfono)


    _____________________

    Bueno, pues hasta aquí llegan las de Raki, de momento, porque sigue publicando en el foro oficial :)

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  22. Quiero a alguien como hector!!! Dios, es que no se puede ser más bueno! Es que ya no quedan caballeros como hector!! Ajjajaajj me ha encantado el futuro que lés han previsto a nuestra parejita!! Es taaaaan tierno....!!

    Ala, termino que no acabaría nunca!!!!:)

    Un petó a todas!!:)

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  23. jajajaja Jordina, qué, bonito no?? jajaja. Madre mía, voy preparando un cubo con sábanas para todo el forum porque no terminamos eh?? ^^ Hector es magnífico, como copien los lionistas de estas guionistas del foro oficial tenemos disfrute de fin de temporada, vamos, para volvernos loquitas!! ^^

    Ay ay ay, yo también termino que me eternizo!!

    Besos/petons!! :))

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  24. ALLÁ VAN LAS DE LA FORERA JULS:

    "Escena 1"

    Héctor se encontraba solo, todo lo solo que se puede encontrar en el Café del teatro un viernes por la noche.
    Condenadamente solo.
    Estaba tomándose su segunda copa cuando divisó a Julio, el tipo que, de alguna forma, era inocentemente culpable de su situación. No tenía ningún interés en hablar con él esa noche, pero Julio iba directo hacia él.
    - Hola Héctor.- Le saludó.
    - ¿Qué quieres? Y ten cuidado con lo que vayas a decirme que no estoy para estupideces.
    -Quería hablarte de Asunción.
    Aquel nombre hizo el efecto que Julio deseaba sobre Héctor, que ahora le prestaba toda su atención.
    - ¿Le ha pasado algo?
    - No, tranquilo... es por Emilio.
    - ¿El nuevo redactor jefe?
    - El mismo. Me da mala espina... cada vez estoy más seguro de que no es como aparenta.
    - Explícate hombre.
    - Pues verás, han sido varios indicios, no sabría decirte ahora exactamente... pero estoy prácticamente seguro de que no es un buen tipo.
    - ¿Prácticamente?
    - Hazme caso Héctor. Además, creo que está detrás de Asunción.
    - ¿Y qué tiene que ver eso conmigo?
    Julio le miró de soslayo. Héctor se dio por aludido.
    - Bueno, y qué quieres que haga- soltó Héctor.
    - Si fuera con buenas intenciones no te diría nada, pero Asun no está precisamente por la labor y creo que Emilio no se conformará.
    Héctor se le quedó mirando fijamente y Julio le sostuvo la mirada un tanto inquieto. Se preguntó cuántas copas se habría bebido.
    - ¿Ha intentado algo?- Intentó sonar frío, pero no lo logró.
    - Que yo haya visto, no.-Por un momento dudó en decirle lo que realmente le preocupaba ahora. Pero pensó que se lo debía.
    - Pero hoy es día de cierre y Emilio le ha pedido a Asun que se quedara. Ya sabes como es Asun, incapaz de quejarse por exceso de trabajo, sin embargo... no le he visto buena cara.
    Julio hizo una pausa, antes de añadir, con intención:
    - Ahora están los dos solos.
    Antes de acabar la frase, Héctor ya había cogido la gabardina y el sombrero. Andaba de manera automática hacia la redacción de la revista sucesos.
    Le cegaba el miedo y le guiaba la ira.

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  25. "Escena 2"

    Allí estaba, delante de la puerta de la redacción, preguntándose si debía llamar o dar una patada.
    Intentó tranquilizarse pero no lo consiguió. Al final había acabado corriendo y la cabeza le latía con fuerza a compás del corazón. No había pensado en ningún plan ni nada por el estilo, en el trayecto solo oscuros pensamientos y grotescas imágenes construidas por su imaginación, sin su consentimiento, habían tenido cabida.
    Finalmente aporreó la puerta.
    Contuvo la respiración a la espera de algún sonido. Nada.
    Tenía la boca seca y la mano le temblaba ligeramente. Se enfadó consigo mismo y se dispuso a derribar la puerta cuando... una figura femenina ocupó el marco de la puerta. Y no era una figura femenina cualquiera.
    - Asun...-Consiguió decir.
    - Hola Héctor, ¿qué haces aquí?- La voz le tembló ligeramente y Héctor que no dejó escapar ese detalle, lo vio todo rojo.
    - ¿Está ahí Emilio?- Preguntó mientras avanzaba hacia el interior.
    - No, no está- Dijo, impidiéndole entrar, colocando las manos sobre su pecho ligera e instantáneamente. Él se sorprendió a sí mismo disfrutando del tacto en aquellas circunstancias.
    - Yo ya me iba, ¿me acompañas?
    ¿Qué si quería acompañarla? Por supuesto que hubiera querido, la idea de irse con Asunción de allí y sentirla a salvo, a su lado... Pero precisamente ahora, el hecho de que se lo hubiera propuesto era demasiado sospechoso... Además, su ropa parecía un poco arrugada. Podían ser imaginaciones suyas, pero la mera posibilidad de que pudiera no serlo hizo que desestimara la oferta.
    La apartó sin brusquedad pero con firmeza, ella le cogió del brazo pero él se zafó sin dificultad. Avanzó de tal manera, que todo en él destilaba peligro, se disponía a dar caza a su presa.

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  26. “Escena 3”

    - ¡¿Dónde co..jo..nes estás?¡
    Asun había seguido a Héctor hasta el interior.
    - Héctor no está, vámonos- dijo, intentando sonar segura, sin conseguirlo.
    Él seguía con su actitud violenta enmascarada en su chulería característica.
    - ¡Vamos sal! Se me agota la paciencia.
    Y Emilio salió de la habitación donde se guardaban los antiguos números de la revista y demás documentos.
    - ¿Qué está pasando aquí?
    - Aquí las preguntas las hago yo.
    Asunción se interpuso entre los dos, a pesar de su nerviosismo intentaba controlar la situación.
    - Héctor ha venido a acompañarme. Ya nos vamos.
    Asun miró a Héctor.
    - Vámonos- esta vez sonaba a súplica. Héctor dejó de taladrar con la mirada a Emilio por un momento y miró a Asunción.
    Emilio había adoptado una media sonrisa irónica de superioridad.
    - Qué pasa, ¿ahora Asunción es arisca contigo también? Al parecer últimamente se ha vuelto decente- dijo con sorna y algo de rencor.
    A partir de ahí, todo pasó muy rápido.
    Asunción roja de rabia, levantó la mano para abofetearle, pero Emilio la cogió del brazo y la atrajo hacia sí. Héctor, al grito de “¡¡No te atrevas a tocarla hi..jo de pu..ta!!” que reverberó por toda la sala, le pegó un puñetazo en la cara, que no vio venir. Doblado y con la mano en la cara, aún consiguió mascullar:
    - Pero, ¿qué has visto en este energúmeno?...
    No pudo decir nada más, Héctor le dio una patada en la espalda.
    - Tampoco puedes hablarle. Ni la mires. ¡¿Me has entendido?!
    Emilio se enderezó, dispuesto a pegarle, Héctor casi evita el golpe, pero le da la oportunidad de agarrarlo por los hombros y pegarle un rodillazo que hace que Emilio, por fin, caiga.
    Un extraño silencio se apoderó de la redacción, que parecía estar expectante. La violenta rapidez había desembocado en un pastoso silencio lleno de ruidos. Contenidos quejidos de Emilio, la respiración acelerada de Asunción, que se había agarrado a un escritorio; Héctor, que cerraba y abría la mano, crujiendo los dedos, evitando la mirada de Asun... Si no fuera por ella, si no estuviera allí...
    - Asunción, vete.- dijo, aún sin mirarla.
    - No... No, vente conmigo.
    Y Héctor volvió la cabeza hacia ella, bajo su aparente seguridad podía notar que estaba realmente afectada, no podía dejar que se fuera sola a casa, no podía...
    - Está bien, espérame en el rellano, salgo en cinco minutos.
    Y Asunción le miró a los ojos intentando encontrar en ellos algún indicio que le dijera cuáles eran sus intenciones.
    - Solo voy a aclararle un par de cosas.

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  27. "Escena 4"

    Asunción llevaba esperando un minuto en el rellano y ya se arrepentía de haberlos dejado solos. El tono que empleaba Héctor le helaba la sangre, sin embargo no podía dejar de preocuparse por él.
    Estaba pegada a la puerta, para abrirla y entrar en cuanto fuera necesario, pero por mucho que se esforzaba solo lograba captar algunas palabras inconexas.

    Por fin, Héctor salió, con algún moratón de más y la mirada turbia.
    - Ese h*** de p*** no se volverá a acercar a ti, te lo aseguro.-Le dijo mientras la miraba, serio.
    - ¿Está... consciente?
    - Sí... Más que los golpes creo que las palabras han sido más efectivas. Aunque los golpes también han ayudado. Yo desde luego me he quedado mejor.
    - ¿Qué le has dicho?
    Héctor le miró a los ojos mientras le arreglaba un rizo del pelo.
    - Que tengo muy pocas cosas en mi vida y tú eres la más importante, que si sabía, creía o sospechaba que se acercaba a ti, le mataría. En realidad lo podría haber resumido en dos palabras.- Se permitió sonreírle.
    - ¿Eso le has dicho?
    - Más o menos, sí. Y creo que ha quedado convencido, por su bien.- Aún sonaba ligeramente amenazador.
    - Vayamos a tu despacho, te curaré las heridas.
    -No hace falta, parece peor de lo que es.
    - Insisto.
    - Es muy tarde Asunción, tienes que descansar.
    - No quiero volver a casa, todavía no.
    Lo que realmente le preocupaba a Héctor era él mismo, necesitaba sentir cerca a Asun, su cuerpo se lo pedía, había pasado tanto miedo por ella... Pero sabía que ella no se encontraba bien.
    Hubo un breve silencio, uno de esos en los que son los ojos los que hablan.
    - Por favor Héctor.
    Y Héctor no pudo negarse.
    - Como quieras.

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  28. "Escena 5"

    Los dos estaban muy cerca, quizá más de lo decoroso para limpiar una herida en la cara. Héctor estaba sentado en su mesa y Asun estaba de pie. Él la miraba con fijeza, casi con descaro, mientras ella curaba, supuestamente concentrada.
    Al final no pudo evitar mirarlo con ademán inquisidor, levantando las cejas.
    - ¿Qué pasa?
    - Asun, no quiero que me tengas miedo. No lo soportaría- le cogió las manos- yo... se que hoy estaba violento, furioso... pero lo que había detrás de todo eso Asun, lo que realmente sentía era miedo, un miedo que no me dejaba pensar. Quiero que lo comprendas, que me comprendas, porque yo... no quiero perderte.
    Estaba nervioso, por intentar llegar a ella, dejándole entrever esa parte suya de la que no hablaba abiertamente con nadie, pero que, sin embargo, a ella no era capaz de ocultar, incluso necesitaba que lo supiera.
    Asun cogió aire, sorprendida, iba a decir algo pero Héctor la interrumpió.
    - Sabes, cuando te vi en el Café del teatro con él, me morí de celos. Sentí que te perdía del todo, y a la vez yo me sentí muy perdido.... y muy imbécil.- Al decir esto último se le quebró la voz. Tenía los ojos brillantes, miró para arriba, intentando ordenar sus ideas.-Pero pensé que, realmente no te merecía. Tú te merecías una vida más cómoda, un hombre más normal... un marido- Le sonrió con tristeza.-Y tuve la estúpida idea de que quizá Emilio podría serlo y que yo no tenía derecho de interponerme. Aunque lo deseara con todas mis fuerzas.
    Asun estaba emocionada, pero el nombre de Emilio le había hecho recordar.
    - Héctor hoy me he sentido muy vulnerable, he sido una estúpida. Pensaba que era mejor no pedir ayuda, que podría pararle los pies, que necesitaba conservar el trabajo... sin embargo,-con lágrimas en los ojos- no he podido, no he podido, y si tú... si tú no llegas a venir...

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  29. No pudo continuar, Héctor le abrazó con un nudo en la garganta. Casi no se atrevía a tocarla, no sabía si ella le rechazaría. Fue perdiendo rigidez poco a poco, conforme iba sintiendo su calidez y su olor, sus brazos fueron recorriendo su espalda, estrechándola cada vez más. Todo el miedo que había sentido esa tarde, toda la desesperanza que había sentido esos días, se fue desprendiendo de su corazón junto con otros sentimientos que no tenían cabida cuando estaba con Asunción y solo pudo seguir abrazándola. Solo quería seguir abrazándola, tenerla entre sus brazos y sentirla a salvo. Eso le bastaba para sentirse bien.
    Al menos por ahora. Ya lo había decidido, no la dejaría marchar, de Asunción lo quería todo y pensaba luchar por ello.
    - Asun, te quiero.- Y lo dijo como si fuera un hecho, más que una confesión.
    Ella se despegó del abrazo para mirarle directamente a sus ojos azules. Pero él no dudó, no apartó la mirada, no le tembló la voz. Y repitió:
    - Te quiero.
    - Pero Héctor...
    - Pero te quiero.- La miró serio- Y tú Asun, ¿qué sientes por mí?
    Asunción entrecerró los ojos.
    - Yo por ti...siento... miedo.
    Héctor levantó una ceja.
    - Siento miedo por la capacidad de atracción que ejerces sobre mí.- Asun sonrió pícaramente.- porque estoy locamente enamorada de ti.- Se acercó y le dio un beso corto pero intenso, y casi sin separarse de su boca, añadió.- Porque te quiero más de lo que debería.
    Y Héctor sonrió henchido de felicidad.
    - Siéntate.
    Ella le miró extrañada. Quería más besos.
    - Solo será un momento.- rió Héctor.- Es importante.
    Asun le hizo caso, a su pesar. Héctor se levantó y se apoyó ligeramente en la mesa.
    - Asun...yo quiero ser, si tú me dejas, el hombre que te haga feliz todos los días de tu vida. No pensé que pudiera volver a amar, pero te amo. Haré todo lo que esté en mi mano para hacerte feliz. Pero si tú crees que no vas a ser feliz a mi lado, yo lo comprenderé y me alejaré de ti.- Se había puesto serio, de nuevo. Su corazón, por segunda vez esa noche estaba desbocado.- Asunción te estoy pidiendo que compartas tu vida conmigo, es todo lo que puedo ofrecerte. Mi corazón ya lo tienes. Y aunque esto no es muy relevante, si aceptas, me harás el hombre más feliz del mundo.
    Héctor se calló expectante. No se atrevía a moverse.
    Asunción le había imitado y se había puesto seria también. Se levantó.
    - Dímelo otra vez.
    - ¿El qué?- Logró decir Héctor.
    - Todo.
    - ¿Todo? Es que...
    - Sí quiero.
    - ¿Qué?
    - Que sí.
    Y le besó, y Héctor respondió a su beso con entusiasmo. Y se amaron durante toda la noche y durante toda su vida.

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    1. Hasta aquí creo que pasaria justo así. Es fantástico como describe las situaciones. Como nosotras está loquita por esta pareja. Y esa Asún muerta de amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

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  30. "Escena 6"

    Héctor estaba sentado en el despacho que ahora parecía un lugar mucho más alegre. Quizá fuera por la luz de la mañana, o quizá fuera por él.
    Las motas de polvo bailaban al son de una música audible solo para Héctor, que sonreía.
    En el punto más álgido de su ensoñación entró Bonilla, trayendo con él la realidad. Aunque por una vez, al menos para Héctor, la realidad seguía siendo perfecta.
    - Hola jefe- le saludó Bonilla, mientras colocaba el sombrero y la gabardina en el perchero.
    - ¡Muy buenos días!- respondió sin dejar de sonreír.
    Bonilla miró a Héctor, extrañado.
    - Para usted parece que sí- le observó detenidamente- ¿Tiene la misma ropa de ayer?
    Héctor se miró a sí mismo.
    - Eso parece, sí.
    - ¿Le puedo preguntar porqué?
    - Puede que quisiera alargar el día inútilmente...- apoyó la cara en su mano, pensativo- No tenía mucho sueño, no. Desde luego es que suelta cada cosa que uno se queda en vela toda la noche. Seguro que ni se lo imagina- murmurando para sí- vivir juntos... y va y se larga.
    Bonilla, que cada vez entendía menos no pudo evitar interrumpirle, apremiándole:
    - Me quiere decir que ha pasado.
    - Chico, con lo listo que eres para unas cosas lo lento que eres para otras. Piensa un poco hombre.
    Bonilla le hizo caso, pasando de fruncir el ceño, en señal de concentración, sonreír, dando muestras de alegría, a abrir los ojos y levantar las cejas.
    - Señor, no me diga que Asunción está ahí dentro.
    - No hombre no, sino ya te hubiera echado. Pero tus demás deducciones creo que son correctas.
    - Me alegro...- dijo, aliviado.
    - ¿De qué?, ¿de que no esté dentro o de que hayamos vuelto?
    - De las dos cosas jefe, de las dos cosas- respondió riéndose.- Si no es indiscreción, ¿cómo ha sido? Porque no veía yo a ninguno de los dos dando su brazo a torcer. Y mire que después de vosotros yo soy el que más se alegra.
    - Lo sé Bonilla lo sé. Hagamos una cosa, vayámonos a desayunar al Asturiano y te cuento detalles. Que entre una cosa y otra ayer no cené.
    Bonilla se quedó mirándole, divertido.
    - Pero me lo cuenta ¿eh?
    - Que sí hombre. Tira.

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  31. Escena 7"

    Asunción estaba recogiendo la mesa del desayuno, tarareando una canción y sonriendo. Solo le faltaba ponerse a bailar, cosa que haría si estuviera sola. Pero su madre escudriñaba sus idas y venidas, a la vez que fruncía los labios.
    - Que alegre estás esta mañana... una ya no sabe a que atenerse contigo, hija.
    Asunción, que la veía venir, se dispuso a poner una triple barrera de protección a su cabeza y a sus sentimientos.
    - Será la primavera, madre.
    - Ya... y no habrá llegado la primavera a tu corazón ¿no?
    - Que cosas tiene, claro que no, es el trabajo, ya sabe... desde que no está Rubín todo es muy diferente.
    No mentía. Al menos no del todo.
    Pero su principal preocupación había sido su distanciamiento con Héctor. Realmente había sufrido mucho, aunque no lo hubiera querido reconocer a sí mima en su momento. Y no quería volver a pasar por ello. Quería tener a Héctor siempre cerca. Le quería sin poder evitarlo.
    - Asun si no quieres contármelo no me lo cuentes, pero no nací ayer y yo sé que estás así por un chico.
    Una frase resonó en la cabeza de Asunción, dicha por el chico en cuestión “tenemos que decírselo”. Aunque la verdad, ella no contaba con que fuera esa mañana. Necesitaba trazar una especie de guión con plan “abortar” incluído por si fuera necesario.
    Pero a esa mirada de su madre nada ni nadie tenía escapatoria. Hubo un silencio, demasiado largo, que junto con la cara de Asun, que reflejaba sus dudas y su inquietud, acabó resultando el delator que dio la razón final a Felisa.
    - Bueno madre yo ya me voy que llego tarde.
    Y dicho esto, salió precipitadamente por la puerta de su casa como alma que lleva el diablo.
    - Adiós hija... adiós.


    - ¿Y está seguro de que Emilio no va a hacer nada?- Inquirió Bonilla mientras apuraba el café.
    - Si intenta echarla tendrá que dar explicaciones a Rocío, y entonces Asun dará las suyas, lo que le causaría demasiados problemas a Emilio. Y después de lo de ayer no creo que vuelva a tener ganas de propasarse.
    - Ya... viendo su cara no me quiero imaginar como habrá acabado él... Qué cerdo- dijo, indignado- ¿Ha pensado que quizá intente hacer algo en contra suya?
    - ¿Mía? Si no se acerca a Asunción no veo que puede hacer en mi contra.
    - Supongo... Bueno jefe, ahora cuénteme qué pasó después.
    Una sonrisa pícara se había apoderado de su cara, mientras que Héctor sonreía también, haciéndole gestos para que se acercara.
    - Chico, si a estas alturas tengo que explicarte estas cosas, doy tu caso por perdido. Solo te puedo decir, que la cosa va en serio-susurró.
    - ¡Enhorabuena jefe!
    - Chsss baja la voz.
    Manolita se había quedado mirándolos.
    - Perdone jefe, perdone. Pero, entonces ¿va a hablar con sus padres?
    - Pretendo hacerlo, sí...
    - ¿Está nervioso? Porque si se niegan o se enfadan o... bueno ya sabe, usted está casado.
    - Ya lo sé...- Se quedó pensativo- En cualquier caso ya lo pensaré en su momento.
    - Vamos, que está acojonado.- dijo, medio riéndose.
    - Menos cachondeo.
    En ese momento se acercó Manolita que intuía la verdadera razón de la presencia de Héctor esa mañana.
    - Buenos días- saludó.
    - Buenos días Manolita- respondió Bonilla.
    Héctor levantó la mano a modo de saludo.
    - Mi sobrina no se ha pasado por aquí esta mañana, y si no ha venido todavía es que irá directamente para la redacción...-dijo, con intención.
    - Eso me temía...- murmuró Héctor- Bueno Bonilla invitas tu esta vez ¿eh? ¡Adiós Manolita! y gracias.

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  32. "Escena 8"

    Asunción caminaba seria, sumida en sus pensamientos. Por una parte le preocupaba encontrarse con Emilio y la conversación con su madre la había puesto nerviosa, todo iba demasiado rápido. Estaba segura de que no pararía hasta saber quién era el hombre que no podía sacarse de la cabeza. El que condicionaba en buena medida su estado de ánimo. El que conseguía amenizar cualquier problema que le preocupara con su sola presencia.
    Distraída como estaba, se sobresaltó cuando una mano se posó en su hombro haciéndola parar. Antes de que una cara se acercara con sigilo a la suya, antes de sentir el roce de sus labios en su oreja, antes; ya sabía que era Héctor. Por ello no se dio la vuelta inmediatamente.
    - Señorita, mucho me temo que está usted demasiado guapa para ir sola por la calle.
    Asun volvió su cara para mirarle, quedando ambas en un ángulo demasiado tentador. Pero el beso se quedó en sus ojos.
    - Algún hombre podría no evitar acercársele...- murmuró sin apartar la mirada ni alejarse de su cara un ápice.
    A ella le latía el corazón muy rápido pero decidió seguirle el juego.
    - ¿Cómo usted?
    - Exacto. Pero le aseguro que yo soy de fiar, al menos normalmente- rió- si quiere puedo acompañarla.
    Asun sonrió ampliamente.
    - Quiero.
    Y dicho esto comenzaron a caminar cogidos del brazo. Estuvieron un largo rato sin pronunciar palabra, hasta que Héctor rompió el silencio.
    - Me estaba preguntando... ¿aún me quieres?
    Había esperado a que no hubiera mucha gente por la calle, pero aún así habló bajito.
    - ¿Aún? No recuerdo haber dicho yo tal cosa.
    - Ya veo...
    Se miraron, y entonces Asun le tiró del brazo empujándole dentro de un portal que estaba abierto.
    - ¿Qué pregunta es esa?
    - Tenía que asegurarme si vamos a enfrentarnos a tus padres... lo de ayer parece muy irreal.
    Ella le besó, poniendo toda su alma en ese beso.
    -¿Esto te parece real?
    A lo que él respondió con quizá demasiada energía, porque Asun tuvo que inclinarse hacia atrás, pero él la cogió por la cintura, para que no se alejara.
    - Si vivimos juntos no te voy a poder quitar las manos de encima...- le susurró a su boca mientras apoyaba su frente en la de ella.
    Los dos rieron, acalorados.
    - Te quiero- dijo Asun. Era verdad, le resultaba tan natural como respirar. Y negarlo le hacía daño- y ahora la pelea que tuvimos me parece tan absurda, los dos dijimos cosas que no pensamos, cosas de las que nos arrepentimos. No nos puede volver a pasar. La próxima vez tenemos que hablarlo, aunque nos cueste.
    - Estoy de acuerdo.
    Pero Héctor quería aprovechar ese breve espacio de tiempo en cosas más interesantes. Acarició su cara, recreándose en sus labios, que sonrieron, cuando de repente la luz se encendió acompañado por el ruido de unos pasos, acabando con aquel pequeño interludio pasional.
    Salieron sin poder imaginarse quién les esperaba fuera.

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  33. Definitivamente, el día que existan hombres como hector, salto de alegría!! Es que no se puede pedir más....;)

    Un petó

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  34. Jajaja ay Jordina soñar es gratis verdad?? jajaj de ilusiones también se vive....
    Lo que daría yo por cruzarme con un Héctor por el camino....
    Estas chicas son unas artistas, y lo mejor de todo es que hay cosas que han escrito que yo había imaginado en mi cabecita cuando sueño con esta gran pareja jajaja, precioso de verdad!

    Un beso/petó a todas!

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  35. Jordina, existen mujer, como no van a existir. De eso trata el blog no?? De poner un hector en tu vida...jajaja. Nosotras queremos un Hector con 15-20 años menos...jajaja. De hecho no sería lo mismo, claro está, pero sería lo ideal...jajajajaja.

    No se pierde la esperanza :)

    Besos, petons :)

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  36. Holaaa!! Bueno, he estado hablando con Juls y me ha dicho que se alegra mucho de que nos gusten sus historias. Y que ponga su final alternativo a la escena 5, en el que "no se aman esa noche, pero sí durante toda su vida..." jajaja.

    >>Final alternativo<<

    Y le besó, y Héctor respondió a su beso con entusiasmo. Saboreó su boca, recorrió su cuello, se paró en su hombro. Ella se había desabrochado el vestido, él la camisa. Héctor quería seguir, descubrir con sus manos cada uno de los rincones de su cuerpo. Había empezado y no quería parar.
    Al parecer, Asun, no pensaba lo mismo.
    -Mis padres me esperan...
    -Claro, claro... no queremos enfadarles antes de tiempo...
    -Asun le miró sonriente pero inquisitiva.
    -Tenemos que decírselo- le aclaró.
    -¿Tenemos?
    -Bueno tú puedes empezarles a hablar un poco de mí...
    -¿Tienes miedo?
    -No sabes cuánto.
    Se miraron con complicidad.
    -Me voy... supongo que cuando vivamos juntos esto no pasará.
    Héctor no pudo evitar volver a besarla, pero supo parar.
    -Lo estoy deseando.

    -----

    También me ha dicho que ha introducido una pequeña modificación en esta parte de la escena 8 :) Introduce el punto malón de Asun cuando se dirige a Hector...jajaja.

    - ¿Cómo usted?
    - Exacto. Pero le aseguro que yo soy de fiar, al menos normalmente- rió- si quiere puedo acompañarla.
    Asun hizo como si se lo pensara.
    - Quiero.

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  37. Tolón, Tolón, Tolón...jajaja. Continuación de la historia de Raki...parece que tenemos baby boom...jaja.

    (Por su parte, Héctor está en el despacho con Bonilla charlando de sus asuntos)

    Bonilla: Pues que tenías razón... estuvimos en el médico y nos confirmó que Matilde está embarazada de 6 o 7 semanas...
    Héctor: ¿Lo ves...? ¡te lo dije...! pues ahora ya sabes lo que toca...
    Bonilla: Sí ya me explicaste ayer todo eso de que las mujeres son muy sensibles durante el embarazo y que hay que estar muy pendiente...
    Héctor: Y te lo digo con todo el cariño del mundo... es una etapa preciosa y que no debes perderte por nada... debes disfrutarlo al máximo... y por cierto, yo también tengo novedades...
    Bonilla: Pues cuenta, cuenta...
    Héctor: Mira... (saca la carta y se la enseña) ayer a última hora cuando te fuiste recibí esto... (Bonilla lee el contenido de la carta) ¡tenías que haberme visto... estaba tan nervioso... el corazón me latía a mil por hora...!
    Bonilla: (terminando de leer) ¿Esto quiere decir que tenemos boda...? (hace un gesto de satisfacción con el puño)
    Héctor: Sí, Bonilla... tenemos boda... y no tardando mucho, que a mí estas cosas me gusta hacerlas cuanto antes... de hecho ayer mismo llevé a Asunción a cenar y le regalé el anillo de pedida, y luego estuvimos brindando en casa de sus padres...
    Bonilla: ¡Caramba...! pues si que te has dado prisa, sí... ¡muchas felicidades, de verdad, que te lo mereces...!

    (Los dos se funden en un emotivo abrazo. En ese momento suena el teléfono y lo coge Bonilla)

    Bonilla: Despacho de detectives Perea y Bonilla, ¿dígame...?
    Asun: Hola Bonilla... ¿cómo estás...?
    Bonilla: Hola, Asunción... muy bien gracias... muy contento porque al final se confirma que Matilde está embarazada, ¿sabes...?
    Asun: (murmurando para sus adentros) Pues ya somos dos... (sigue hablando con Bonilla) ¡oye, que bien... enhorabuena...! me alegro mucho por vosotros, en serio... ¿ya se lo has dicho a Héctor...?
    Bonilla: Sí, precisamente estábamos hablando de eso cuando has llamado... y también debo darte la enhorabuena, ¿no...? Héctor me ha contado lo de vuestra boda...
    Asun: ¡Sí, estoy tan feliz...! ya te puedes imaginar... oye, ¿le puedes a decir a Héctor que se ponga un momento...?
    Bonilla: Claro, mujer, te lo paso ahora mismo...
    (Bonilla pasa el teléfono a Héctor)
    Héctor: Hola cariño...
    Asun: Hola... yo te llamaba para ver si esta tarde puedo ir a buscarte al despacho...
    Héctor: Claro... por supuesto... ¿adónde quieres que vayamos...?
    Asun: He pedido cita con el médico...
    Héctor: (un poco asustado) ¿Con el médico...? ¿para qué...?
    Asun: Es que aún no estoy segura, pero es posible que pueda estar de nuevo embarazada... y quiero que me lo confirme...
    Héctor: (sorprendido) ¿Embarazada... estás segura...?
    Asun: Hombre, segura no estoy, por eso quiero ir al médico... la verdad es que yo tampoco lo había pensado hasta esta mañana, pero es que me ha pasado una cosa con Aurelia y el café... y me ha dado por buscar esa explicación...
    Héctor: (emocionado) ¡Ay, cariño... que ilusión...!
    Asun: ¿Verdad que sí...? pero no lancemos las campanas al vuelo todavía, que no quiero hacerme ilusiones...
    Héctor: ¡Es una de las cosas que más deseo en este mundo... mi vida...! ¿te das cuenta que todo son buenas noticias...?
    Asun: (feliz) Sí... tengo tantas ganas de saberlo... ¿entonces paso a buscarte esta tarde...?
    Héctor: Claro... te espero impaciente... te quiero...
    Asun: Y yo a ti... un beso... adiós...
    Héctor: Adiós, mi amor...
    (Héctor cuelga el teléfono)
    Héctor: (feliz) ¡Bonilla... que me parece que los dos vamos a ser papás...!
    Bonilla: ¡Ven aquí... dame otro abrazo... campeón...!
    (Héctor y Bonilla se funden de nuevo en un fuerte y amistoso abrazo)

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  38. Y ahora continuacion de Juls, estas chicas están inspiradas!! :)

    "Escena 9"

    Felisa tenía un nudo en el estómago, provocado por un mal presentimiento, algo así como una intuición de madre. No paraba de darle vueltas a la reacción tan esquiva de su hija. Estaba sentada en el sofá, elucubrando, cuando su marido entró en la salita ya con el mono puesto.
    Se quedó mirándola un rato, parecía no haberse dado cuenta de su presencia.
    - ¿Qué haces ahí sentada?
    Felisa pegó un salto.
    - Ay Trino, que susto me has dado.
    - ¿Qué te pasa? Parecías estar dándole vueltas a algo.
    - Asun, Trino. Me preocupa. Esta niña nos va a dar un disgusto, te lo digo yo.
    - ¿Otra vez con lo mismo? Pero si yo ya la veo como siempre- dijo Trino mientras se comía una magdalena de pie.
    - Por eso mismo marido, está enamorada. Además ya no puedes decir que son inventos míos porque lo he confirmado esta misma mañana- le atajó Felisa.
    -A ver...- sin darle mucha credibilidad.
    - Pues le he dicho que estaba así por un chico y ella se ha callado, ¡no ha dicho ni mú!
    - ¿Y eso que tiene que ver?
    -Tiene todo que ver- ya ofuscada- además después ha salido prácticamente huyendo.
    - Está bien, pa ti la perra gorda.
    - Pues eso.
    - Pero eso tampoco es tan grave mujer.
    - ¿Qué no? Tú no sabes lo nerviosa que estaba ni la mirada que tenía... algo raro hay. Y... ayer llegó muy tarde Trino, demasiado, por mucho día de cierre que sea- dijo, con intención.
    - Anda, anda Felisa, no digas tonterías que es Asun.
    - Ya pero también es joven. Además ¿por qué no nos quiere decir nada?, ya ha pasado bastante tiempo desde lo de Jaime. Y si lleva con ese chico misterioso desde que tiene los cambios de humor ya era hora de haberse presentado.
    - Pues será muy feo y le dará vergüenza- riéndose- no le des tanta importancia, que si van en serio ya nos lo presentará.
    - Ya, ya... tú tómatelo a cachondeo, pero yo hasta que no vea quién es, y se presente como Dios manda no voy a estar tranquila.
    - Bueno pues tú haz lo que quieras. Hala, me voy, dame un beso.
    Trino se inclinó, pero Felisa se levantó de repente.
    - Te voy a dar dinero para que me compres un lenguado en el mercado, que contra más temprano se compre, mejor.
    Trino soltó un largo y cansado suspiro.
    - ¿Con estas pintas?
    - Es que Estrella y Miguel ya se han ido y no puedo dejar sola a Irene, además no te cuesta nada.
    Felisa se acercó a la encimera cuándo vio el bolso de Asun.
    - Si lo sabía yo- murmurando para sí.
    - ¿Qué pasa ahora?
    - No te decía yo que se había ido con prisas, hasta se ha dejado el bolso. Anda llévatelo, que si te das prisa a lo mejor la alcanzas.
    - La madre que me trajo... anda dámelo- dijo exasperado.

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  39. jajajajajjaj, si son trino y felisa igualitos!!!!

    sí, soñar es gratis!! lo que daríamos todas por encontrarnos un hector en el camino;)!! entre 15 y 20 judy, ya está bien, aunque claro, o mismo no sería...

    un petó a todas:)!

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  40. me voy a poner a escribir algo, como propuso barberina...:)

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  41. Sería un Hector pero sin experiencia Jordina...jajajaja. Sería lo ideal para nosotras.


    jajjaa, deja volar tu imaginación, esperamos todos vuestros relatos "ansiosamente"...^^

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  42. bueno, podría ser como bonilla e ir a las clases de hector perea!!;) jajja

    allá voy, ahora empiezo! "ansiosamente"....;)

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  43. De eso nada, Hector tiene la edad que tiene,todas tenemos derecho a la vida,jejeje, Bonilla también es buen partido, jeje. Hector con su manera de ser, es bueno para todas, mirar sino Asun que debe tener vuestra edad. El amor no sabe de edad,con estos relatos no me atrevo a poner los mios. Los de Juls, son talmente como si fueran los de los guionistas de la serie, es que ves a los personajes. Os envio besos "ansiosamente"

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  44. asun es un poco mayor que nosotras...

    hector, es hector, nadie más;)

    un petó

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  45. soip, tu escribe, que seguro que nos gusta, solo el hecho de que salga la parejita!! venga, a ver si te animas!!

    un petó

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  46. jajaja, soip, Asun es unos cuantos años mayor...con nosotras sería demasiado...jajajaja.

    Vale que Hector es Hector, insustituible, pero se pueden buscar alternativas ante la imposibilidad, no?? jajajaja.

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  47. si, Asun es mayor que nosotras...conmigo se lleva tres años (en la serie)...pero a mi Héctor me encanta!!!

    Molts petons

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  48. Jajaja bueno chicas un Héctor jovencito estaría muy bien, siempre y cuando de mayor se convierta en todo un Héctor Perea, como Dios manda... Aiiis lo que daría yoo :) :) :)

    Venga animaros todas a escribir, que lo mismo si saco un ratillo yo también me animo, lo que pasa es que ya me han quitado algunas ideas... Si es que las hectoristas pensamos igual...

    Besooooss!!!

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  49. jajaj, demasiado igual, pensamos...!! anímate, mariel!! e inés, tu también!! que cuantas más historias mejor, que así quizá los guionistas se inspiran para el futuro!!


    un petóooooo

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    Respuestas
    1. Nonoo....lo mio no es escribir...oyo hago videos y los subo...perolas historias de continuació de esta historia se quedan en mi cabeza ...jeje que plasmarlas en el papel me cuesta mucho.....así que yo a lo mío ( videos) ....

      PD: Ya tengo nuevas ideas en mi cabeza...cuando pueda empiezo con nuevos videos!!

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  50. ohh, más vídeos? genial, eres la màquina de los vídeos!! esto es trabajo en equipo: vídeos, historias, el diccionario... jajaj;)

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  51. ohh, más vídeos? genial, eres la màquina de los vídeos!! esto es trabajo en equipo: vídeos, historias, el diccionario... jajaj;)

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  52. Jajaja sisi...aquí cada una a compartir nuestro talento...jejeje

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