Ricardo Conde no está dispuesto a fracasar y presiona a Mauro con
métodos violentos para que se declare culpable. Cuando Inés informa a
sus tíos de la situación, estos la ocultan que han cambiado de abogados
para él. Ajena a todo, la joven va a ir a prisión y es Arturo quien le
dice la verdad: “Vicente nos ha apartado de la defensa. Ahora Jiménez
está en manos de Gascón y Asociados”.
En el hostal, Marina casi no duerme, pues no se siente capaz de hacer
un traje que le han encargado. Pero aunque en un primer momento el
resultado es horrible, la mujer decide empezar de nuevo y termina
quedando perfecto.
Me siento orgullosa del trabajo que he hecho”,
asegura a Belén. Cada vez, la viuda tiene más claro que puede dedicarse a
coser y ganarse la vida con ello. "No lo hago nada mal", presume.
Hace días que Pelayo se muestra abatido y se siente solo. “El trabajo es
muy monótono y me cansa hacer siempre lo mismo”, comenta una tarde con
Héctor, que le propone una curiosa forma de entretenerse…
Marce y
Manolita comentan lo raro que está Pelayo y buscan la forma de ayudarlo.
Sin embargo, él parece que ni siquiera escucha sus recomendaciones.
Cuando Inés se entera de que Arturo ha tenido una recaida y tiene que
acudir al cardiólogo, pide acompañarlo: “No tiene sentido en que te
empeñes en ir solo”
Una vez más, Tomás insiste a Roberta para que
sea su novia. “Tengo otras preocupaciones. Don Sabino lleva dos días sin
dar señales de vida y temo que haya podido pasarle algo”.
Entre
tanto, Inés no está dispuesta a dejar desamparado a Mauro y presenta un
recurso contra el bufete de Martín para que no pueda llevar el proceso.
Además, localiza a un testigo que podría servirle de ayuda para
demostrar la inocencia del joven.
Emilia, preocupada, ata cabos y
empieza a sospechar que su marido ha tenido algo que ver en el asesinato
de su hermano y su cuñada: “¿Por qué llegaste esa noche con la ropa
manchada de sangre?”. Pero Luján se defiende de la forma más rastrera.
“Cada día estás más loca. Sufres alucinaciones. Esa tarde ni siquiera
salí de casa”, intenta confundirla.
Mientras tanto, Daniel, que
vive en el hostal, ha seguido muy de cerca los pasos de Fernando y teme
que su compañero de hostal esté planeando matar a Valeriano aprovechando
el rodaje de la película 'Donde la ciudad acaba'.
Para evitar que
cometa una locura, el cura localiza a Alicia: “Tienes que acompañarme.
Alguien te necesita…”. La abogada no pregunta más y se dispone a
acompañar al cura hasta El Pozo del Tío Raimundo.
Justo en el
momento que Solís se dispone a matar a su compañero traidor, Valeriano,
la presencia de una mujer evita el asesinato.
Alicia ha accedido a
ir con Daniel al misterioso encuentro y no puede creer lo que ve:
“Fernando, ¿eres tú? Te he creído muerto todos estos años”. Tampoco
Solís sabe nada de la vida de la que fue su amor durante años
Aunque
la mujer es incapaz de perdonarlo, accede a esconderlo en su casa,
intrigada por lo que ha traído de nuevo a España a su gran amor: “Tengo
que salvar a una compañera y vengar una traición”.
La desaparición
de Sabino parece resuelta cuando el hombre entra por la puerta y cuenta,
satisfecho y sonriente, que ha acabado con sus problemas matrimoniales.
Sin embargo, a la mañana siguiente a quien se da por desaparecido en el
periódico es a el amante de su mujer…
Inés localiza a un testigo
que podría servirle de ayuda para demostrar la inocencia de Mauro y ha
logrado recopilar pruebas y obtenido la declaración del testigo que
exculpa al joven del parricidio, consiguiendo que sea puesto en
libertad.
A Vicente se le está yendo el asunto de las manos, y más
cuando Braulio le exige más dinero por ratificar su testimonio contra su
sobrino. “Quiero un billete a Venezuela en mis manos y dinero en
efectivo para el viaje”, pide el portero.
Un nuevo cadáver aparece
en el barrio: Vicente ha matado a Braulio consiguiendo que parezca que
tuvo un accidente mientras arreglaba una antena.
Roberta queda muy
afectada con la nueva muerte sucedida en la plaza. Ella y Tomás son los
que encuentran el cadáver del portero lleno de sangre.
Por otra
parte, Jesusito ha estado toda la semana con varicela y sus padres están
muy tensos. Cuando el niño se recupera, retoman su vida sexual, que
tenían algo abandonada.
Por primera vez desde que está en libertad,
Mauro se reúne con Tomás: “Siento haberte metido en un lío con el
asunto de las joyas”. El comercial también pide disculpas por no haberle
apoyado más. "Sé que no eres un asesino".
Tras la reconciliación
con un efusivo abrazo, ambos comentan lo decisiva que ha sido la
implicación de Inés en el caso. “Si no fuese por ella estaría en la
cárcel de por vida o algo peor. Es una chica muy especial”, admite el
joven.
Marce y Manolita descubren pronto el motivo por el que su
suegro se comporta de forma extraña y hasta habla solo: lleva puesto un
auricular para poder oír una emisora clandestina. El problema surge
cuando el invento se acopla a la radio del Asturiano y el dial se
escucha en alto, ante el asombro de unos guardias civiles que toman café
en ese momento.
Días después, Manolita sigue enfadada con su
suegro, que insiste en seguir escuchando la emisora clandestina. Además,
discuten por el destino que debe dársele a las propinas: Pelayo quiere
comprar un transistor y la cocinera alquilar un vestido para una
representación parroquial.
Aunque Mauro está en la calle, sabe que
Martín Ángulo no va a parar hasta ver entre rejas a su amigo y sigue con
el asunto pues no está dispuesta a que esto pase.
Ya en casa, Mauro
descubre que el televisor funciona perfectamente y que no era necesario
que Braulio hubiese subido a la azotea. Algo que lo deja pensativo y
que, más tarde, comentará con Inés.
Hola chicas, soy Laura, os dejo los avances de la serie...Un beso
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