El testamento de Rubén trunca los planes de Elena y Augusto. Si Valeria
contrae matrimonio de nuevo, se queda sin herencia. Para su sorpresa, la
viuda decide seguir adelante con la boda: “Necesito reconstruir mi
vida, el dinero es secundario”.
Con el fin de evitar que Diego pueda apelar esa cláusula, Lloveras
ordena a Nico que acabe con él. “Estoy aquí para protegerlo, no para
solucionar sus problemas personales”, responde indignado el mafioso.
Últimamente, Román pasa por una mala racha, sin trabajo y, además, con
Marina enfadada. Al menos se reconcilia con don Patricio, que mediante
una encerrona lo ayuda a desenmascarar a Salomé.
Ahora que ha quedado demostrado que es infiel, podré separarme sin
problemas”, reclama Román a su mujer, que se niega. "Olvídalo, me
conviene estar contigo".
Marina sigue pensando en Román, pero no puede perdonarle la traición.
Aunque Manolita le cuenta lo sucedido, ella pide tiempo. "Quizás me esté
equivocando, pero prefiero estar sola".
Ante la tensa situación que tienen en casa, Asun pide a Manolita que
cuide a Jesús: “El niño está fatal. Ha vuelto a mojar la cama después de
años”. Ya a solas, intenta hablar con Héctor, pero es imposible: “¡No
te soporto! Me voy a dormir al despacho”.
Poco después, Héctor se enfrenta a Bonilla y le reprocha lo mal que
gestiona la agencia. “A partir de ahora, cada uno elige lo que quiere
investigar”, exige. Acto seguido, Perea se interesa por un caso de
prostitución que antes del atentado descartó por resultar demasiado
peligroso
En el hostal, don Patricio se ha citado con el tasador y un posible
comprador del cuadro de Goya: “Comprenderán que esta transacción debe
quedar entre nosotros”. En ese momento, los dos hombres se levantan:
“Policía secreta. Acompáñenos, usted y sus cómplices”.
La noticia de la detención de Manolita y Dorita corre como la pólvora y
los vecinos se escandalizan al saber que Manolita y Dorita están en la
cárcel. Por suerte, se comprueba que ellas no son las autoras del robo y
salen a la calle esa misma noche.
Una enigmática mujer, ejecutiva de cementos, se presenta en la oficina
de Diego: “Mi nombre es Begoña Jordán. Me han hablado muy bien de
usted y quiero que me ayude a formalizar una lucrativa concesión que me
ha otorgado el Ministerio. Lo necesito”. Desde el primer encuentro se
sienten atraídos…
Por otra parte, Samuel empieza a dar clases particulares a Maite, bajo
la supervisión de Pruden. Escondida tras la puerta, la limpiadora
escucha la primera lección, sobre las leyes de Mendel y los saltos
genéticos relacionados con la razas, y se escandaliza: “¡Se acabó por
hoy! Mi hija tiene trabajo en la cocina”.
El asesinato de los argelinos compromete el negocio de Augusto. Por
primera vez, los autobuses llegan vacíos, sin armas de contrabando. “En
París han tenido que enterarse de lo sucedido. Alguien me ha
traicionado”, comenta a Lachambre.
Este no es el único frente que el empresario tiene abierto: Elena le
exige acelerar su boda con Valeria, pues necesita dinero para el juego.
Además, Pilar no ha dormido en casa. A la mañana siguiente, la jovencita
regresa arrepentida: “Lo siento, pero es que no soporto la idea de que
te cases”. Convencido de que ya no podrá sacar tajada de su enlace,
Lloveras decide anularlo.
Héctor se muestra más alterado que nunca y ni Asun ni Bonilla son
capaces de controlar su ira. “Ha tenido que pasarle algo en el cerebro”,
concluyen asustados. Esa tarde, él intenta hacer el amor con su mujer,
pues aunque aún no la reconoce, se siente atraído por ella
Don Patricio tiene que abandonar el hostal. “Debe tres meses”, explica
Manolita a Román. El futbolista se queda muy preocupado y, como le debe
un favor, intenta ayudarlo. "Hablaré con Manolita", dice.
Finalmente, Manolita se apiada del falso aristócrata y lo readmiten en
el hostal. Al menos, de momento, don Patricio seguirá en su habitación.
¿Pagará?
Desde su última discusión, Diego no quiere ver a Valeria. Pero necesita su firma para acceder a su cuentas.
Sin embargo, Begoña se ha ganado su confianza y aprovecha para ofrecerse
como mediadora. “Eres tan inteligente que la convencerás sin esfuerzo”,
responde él.
En muy poco tiempo, la joven ejecutiva ha estrechado el cerco sobre su víctima sin levantar sospechas…
Tras recuperar a su novia, Carlos está feliz y ni siquiera le importa pedir disculpas a Luis: “Siento haber quemado su trabajo”.
En la conversación queda claro que Alejandra ha vuelto con el chico, lo
que altera al profesor. “¿No será que está enamorado de ella?”, plantea
Filo.
Dorita cuenta a Marina lo bien que se ha portado Román con don Patricio y
consigue hacer reflexionar a la vendedora. "Quizás es cierto que me
estoy perdiendo un gran hombre", piensa.
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