viernes, 25 de abril de 2014

Entrevista a nuestro Calígula más especial

Entrevista en Diario de Avila a Javier Collado con motivo de la representacion de Caligula este Domingo, para la que tengo entradas desde hace dos meses:

«Aunque es un asesino, de alguna manera este Calígula se hace querer»

David Casillas - jueves, 24 de abril de 2014

Conocido por el gran público por sus  papeles en televisión, especialmente por el personaje de Héctor Perea en la serie Amar es para siempre (también trabajó en Sin tetas no hay paraíso, en Cuéntame como pasó y en El comisario), Javier Collado es un actor que partiendo de la base ha ido escalando posiciones para convertirse en un profesional de la escena versátil y respetado. Su último éxito, en una interpretación que la crítica está calificando con excelente nota, ha sido meterse en la piel de emperador Calígula para protagonizar la obra con la que el premio Nobel francés Albert Camus retrató la angustia homicida y autodestructiva de un loco con descomunal poder que es una magnífica metáfora, intemporal, de la zozobra de una sociedad llena de dilemas, de problemas, de injusticias y de soledades difíciles de llevar que perfectamente puede ser la que vivimos ahora mismo.

Metido una vez más en la piel de Calígula se estrenará Javier Collado este domingo en las tablas de la ciudad de Ávila (Lienzo Norte, 19,00 horas), una cita que asegura que afronta «con muchas ganas», no sólo porque «ir a un sitio por primera vez siempre te hace mucha ilusión» sino también porque «algo sé de que Ávila tiene la fama de contar con un público que sabe mucho de teatro».

Pregunta: Meterse en la piel de alguien a quien la Historia ha considerado uno de sus mayores y más peligrosos locos debe ser, cuanto menos, bastante complejo.
Respuesta:Pues sí, ya que Calígula es, por así decirlo, el primer suicida de la Historia, porque sabía que lo iban a matar. Pero hay algo en esta versión del director Joaquín Vida que no deja de ser sorprendente, y es que a pesar de que sea un asesino, un genocida, no acabas de odiarlo del todo, no acabas de querer que lo maten del todo porque de alguna manera se hace querer. No sé cómo se consigue, a lo mejor lo hago yo, pero es un poco lo que le pasa también al personaje de la serie Dexter, que es un policía justiciero y vengador y aunque sea un asesino te cae bien.

P: Quizás no estaba tan loco como parece...
R: Quizás. Y en esta versión de Calígula se ha hecho un poco como que los locos o los tarados son el resto y que él está muy cuerdo, se le ha dado un poco la vuelta a la situación, y para mí eso es un reto porque, aunque un actor nunca debe juzgar a sus personajes, al basarse en alguien real no deja de estar en él tu punto de vista histórico.

P: ¿Se ha documentado usted mucho sobre la figura histórica a la que se enfrenta sobre las tablas?
R: Sí, he leído bastante sobre ese emperador, y yo creo que eso me ayuda a meterte en el personaje, igual que ayuda encontrar el lugar desde el que tú quieras trabajarlo. Pero creo que el director y yo lo teníamos muy claro y hemos trabajado juntos en el mismo camino, y considero que los resultados son buenos.

P: Quizás una de las dificultades más grandes a la hora de meterse en un personaje tan histriónico sea la de la contención.
R: Hace poco, en la otra obra que estoy haciendo, el director hablaba mucho de la contención. En este papel yo creo que existe un relativo ‘todo vale’; el espectador está esperando a que salga Calígula y le da igual que salte de costado o que guiñe un ojo, es importante y lo está mirando, y por eso existe un ‘todo vale’ que hay que saber llevar muy bien, y esa contención que tú comentas es más decir pues aquí un grito del uno al diez lo doy de ocho, y aquí doy un grito de sólo cuatro, porque tampoco vamos a estar siempre arriba. Es decir, que ese ‘todo vale’ hace que tengas que trabajar bastante en qué momentos explota ese ser humano y en cuales está más comedido.

P: ¿Y cómo es posible que un personaje de hace dos milenios sirva para abordar temas de actualidad?
R: Es posible porque a través suyo tratamos temas intemporales como la soledad, la prima de riesgo (que aquí se llama el tesoro público), la desesperación… en la obra hay frases tremendas que están de rabiosa actualidad, y yo creo que el público es inteligente y que sabrá ver el paralelismo que existe con la realidad actual.

P: ¿Cree que ayuda a ese fin la elección de utilizar una escenografía mínima?
R: Creo que sí. Hemos optado por lo básico, tres elementos que son un torno, un gong y un espejo, y apenas nada más, y es así porque hemos intentado quitarle peso a la escenografía, huir del peplum más peplum y quedarnos con la palabra, que es lo realmente importante en esta obra.

P: Aunque escrita a mediados del siglo XX, ¿podría calificarse Calígula como un clásico del teatro universal?
R: Sin duda. Yo creo que Calígula es una de las obras de teatro más importantes del siglo XX, por no decir que la que más. Además, es una piedra de toque para cualquier actor, es uno de los papeles más grandes que hay, con una dimensión tremenda, y es un gran papel, una gran obra, poder haber tenido la suerte de hacerlo ha sido para mí el mayor premio, ha sido un privilegio. Además, como es tan grande no para de crecer, en cada representación te encuentras una cosita nueva, y eso para un actor es maravilloso.

P: Al tiempo que interpreta a Calígula está haciendo otros papeles en teatro y televisión, ¿esa pequeña esquizofrenia ayuda un poquito a meterte mejor en el pellejo del emperador loco?
R: (Risas) A mi chica le digo que está viviendo con cuatro personas: con Javier Collado, con Lucio (de La puta enamorada), con Calígula  y con Héctor Perea (de Amar es para siempre)… Pero, ¿qué quieres?, es nuestro trabajo y yo, la verdad, es que me lo paso muy bien y lo llevo como buenamente puedo.

P: Y en estos malos tiempos, bienvenido sea tanto trabajo, ¿no?
R: Por supuesto, y eso también me hace sentirme muy afortunado con toda la que está cayendo.

P: El público acostumbrado a verle en televisión se va a encontrar a un Javier Collado muy distinto, ¿les costará reconocerle?
R: Hombre, yo creo que ya saben de ese cambio. El de Calígula no es un personaje tan agradable de ver como el de Héctor Perea, no me convierto en el yerno predilecto para las madres y los padres.

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